Las esculturas existencialistas de Aman Khanna

Las esculturas de Aman Khanna se centran en las emociones humanas, de allí que las caras sean las protagonistas de sus creaciones. La arcilla le permite plasmar la idea de la presencialidad en el tiempo y en el espacio gracias a la sencillez, individualidad y omnipresencia del material. Un estilo inspirado en las experiencias vitales en el que todos podemos sentirnos identificados.

Conjunto de figuras expresivas.
Conjunto de figuras expresivas

Psicología humana en estado puro. A partir de la observación del hombre común y de sus dilemas, Aman Khanna crea pequeñas figuras de rostros para representar las emociones y sentimientos humanos. Las esculturas de Claymen vienen en paz y guardan silencio, son observadores de la noción de que el hombre se está convirtiendo en una cosa más de las que produce, está perdiendo humanidad.

Estos rasgos convierten a estas esculturas en pequeños seres que van más allá de las fronteras geográficas y políticas, son fácilmente identificables. Cualquiera puede verse reflejado en ellas, ya que el artista las ha creado sin pensar en ninguna persona en particular, sino en el conjunto de las experiencias vitales que cualquiera puede sentir. De hecho, son esas experiencias las que le han servido como inspiración en su obra.

Fotografía cortesía de Aman Khanna
Fotografía cortesía de Aman Khanna

La arcilla es el material perfecto para Aman,  ya que con ella consigue transmitir lo que desea: presencialidad en el tiempo y en el espacio. La arcilla es un material simple, cotidiano, que todos hemos usado alguna vez en nuestra vida. La omnipresencia de este material está claro, sea secado al sol o medio cocido al fuego. Pero también es individual en la forma de emplearse.

La sencillez de la arcilla casa a la perfección con el estilo de Aman Khanna, marcado por esa sencillez de la que hablábamos y por ser figurativo, centrándose en la emoción humana y el sentimiento. Pero la arcilla también le ha permitido dejar la bidimensionalidad de lado, la cual era su forma de trabajar anterior. Al introducir este material a su trabajo las formas se han vuelto tridimensionales.

Lo que sí es cierto es que su estilo no ha sufrido una gran transformación, ya que en su trabajo gráfico siguen presentes los personajes extravagantes y las formas icónicas. Es ese marcado estilo personal el que le ha proporcionado seguidores adeptos de su trabajo. Incluso los medios de comunicación se han hecho eco de sus figuras en varias ocasiones, como son los periódicos The Guardian, The Times y el Wall Street Journal.

Pero, ¿de dónde viene tanta genialidad? Aman estudió diseño gráfico y de información en el London College of Communication, en el que se graduó en 2004. A continuación, trabajó en Londres durante un año, hasta que creó su propio estudio de diseño llamado Infomen en la capital de Inglaterra. También montó otro estudio en Nueva Delhi, con el nombre de Infonauts. Sera desde allí, la India, desde donde dirigirá sus espacios.

Combinando la simplicidad con la extravagancia, este artista gráfico, ilustrador, escultor y narrador visual, consigue captar la atención de cualquiera que se tope con una de sus figuras, además de hacernos reflexionar sobre el sentido de la vida y si somos realmente fieles a nosotros mismos, a nuestros sentimientos. Un estilo único que se materializa en rostros que cuentan las experiencias que cada uno vea reflejadas en ellos.