Cécile Ducommun crea piezas de cerámica únicas con un sello particular: la imperfección. Desde Lyon, Francia, la artista presenta objetos con líneas orgánicas y tonalidades naturales que se adaptan a las distintas estaciones del año. Con un estilo wabi-sabi, la francesa pretende que se valoren las particularidades de cada pieza.
La cerámica siempre le ha llamado la atención, pero hasta el confinamiento no dio el paso de hacer de ella su profesión. Tras el nacimiento de su hija Jeanne en 2019, Cécile sintió que sus prioridades cambiaron, naciendo en ella la necesidad de crear con sus manos. En la primavera de este pasado año, renunció a su puesto en una empresa de motores de búsqueda para comenzar su propio negocio. Desde entonces, vive de compaginar la cerámica con su trabajo como editora web. Desde el principio decidió que no quería dedicarse exclusivamente a la cerámica, puesto que su creatividad se podría ver mermada.
Con la elaboración de sus primeras piezas, sintió una revelación que le ha hecho seguir adelante. La pasión ha crecido en ella día tras día y, sobre todo, la inspiración se apodera de ella con la calma de la noche. Esa tranquilidad y paz de las últimas horas del día le permiten sumergirse en una burbuja donde el tiempo se paraliza, están solas ella y su arte.
Su proceso consiste en dejarse llevar, no diseña previamente, sino que deja que sus manos hagan lo que deseen. Gracias a este método, consigue esa imperfección que busca en su cerámica, cada pieza es fruto del azar y de la imaginación. Pero no solo se basa en la imperfección, también pretende que sus creaciones sean cotidianas y que evoquen apego.
En cuanto a los materiales que utiliza, el gres y la loza son sus principales apuestas. El empleo de uno u otro depende del efecto final que quiere obtener. También del resultado que quiera conseguir remata sus piezas con esmaltado o, por lo contrario, las deja en su estado crudo. Aunque usa herramientas, se sirve en su gran mayoría de las manos, con las que moldea la arcilla hasta que decide que la forma es la adecuada.
La naturaleza es su principal inspiración, teniendo muy en cuenta las diferentes estaciones del año. Los colores, las tonalidades de sus creaciones se van adaptando a la estación en la que se encuentra en el momento de creación. De allí que, si es invierno, la gama cromática predominante sea la protagonizada por tonos más fríos como el blanco y el negro, y cuando se acerca la primavera, las piezas sean más cálidas y claras, como tonos dorados y marrones.
La pasión que siente por las artes y por la arcilla se transmiten en sus objetos, y gracias al amor que pone a cada uno de ellos, consigue piezas únicas, inigualables, y nos regala una belleza que, a veces, puede llegar a ser inusual. No solo es bonito lo perfecto, sino que la peculiaridad también tiene su encanto, y qué mejor muestra de ello que las obras de Cécile Ducommun.