Henri Prestes nos desvela las claves para sumergirnos en sus impactantes fotografías
Henri Prestes es un fotógrafo portugués que ha convertido el sur de Europa en su propio universo fotográfico. A través de escenas dominadas por la niebla, la noche y un uso muy personal del color, Prestes consigue despertar en nosotros sensaciones a caballo entre el sueño y la pesadilla.
¿En qué momento supiste que querías ser fotógrafo?
Convertirme en fotógrafo era algo que no tenía para nada previsto. Nunca había cogido una cámara de pequeño ni nada parecido. Pero mientras crecía, siempre me fascinaron las historias, los comics y los libros. En el fondo sabía que tenía que crear algún tipo de arte para sentirme bien conmigo mismo y en un principio tenía los ojos puestos en la fotografía de cine debido a mi pasión por las películas. Un día decidí coger una cámara, casi por accidente; había visto a un director de fotografía que me gustaba empezar a hacer fotografías fijas y supuse que sería una forma interesante de desarrollar mis habilidades compositivas. Una vez, descubrí el trabajo de Todd Hido y empecé a salir por las noches, hacer fotos de larga exposición y captar la luz ambiente en lugares muy oscuros. Me parecía alucinante; nunca antes había sentido un chute así de adrenalina y supe entonces que tenía que ser fotógrafo, y ha sido la mejor decisión que he tomado, porque ahora puedo expresarme a través de imágenes y es algo de lo que nunca voy a cansarme.
En anteriores entrevistas has dicho que quieres evocar misterio y ambientes lúgubres con tus fotos, pero las que muestran personas son capaces de expresar una soledad absoluta. ¿Cómo preparas ese tipo de fotos?
Nunca preparo las fotos, es un proceso muy orgánico. Normalmente, llamo a algunos amigos y vamos a explorar los alrededores, buscando paisajes y composiciones interesantes en ese momento. No pienso en ninguna historia antes de crear las imágenes; mientras fotografío estoy más preocupado por captar un estado anímico determinado. Si tengo suerte, soy capaz de encontrar una pista para una historia, pero eso solo ocurre cuando ya he hecho la foto, cuando estoy editándola a solas. Y con suerte, cuando los espectadores vean mis fotos, se quedarán intrigados, queriendo saber más sobre las historias que cuentan; ese es mi objetivo.
Incluso buscando el misterio, los colores son vivos. ¿Hay alguna razón especial para los colores que usas?
Gracias. El color es algo que es tremendamente importante para mí e intento usarlo como herramienta para evocar emoción. No me interesa reproducir la realidad tal cual es, sino hacer una interpretación de la misma, que es algo que los pintores impresionistas hacen y que intento recrear con mis fotografías.
Respecto a cómo decido usar el color, todo es cuestión de prueba y error: hago siempre versiones distintas que combinan valores de tono y brillo ligeramente alterados y procuro elegir la que mejor me recuerde cómo me sentía al hacer la foto.
¿Cuál crees que es la principal diferencia entre la fotografía artística y la fotografía de cine como la tuya?
No creo que haya tanta diferencia; cualquier tipo de fotografía intenta crear una conexión con el espectador. Respeto enormemente todos los géneros de arte. La manera en que se aborda cada uno de ellos es lo que puede diferenciarlos. Personalmente, me inspiro mucho en películas y pinturas, así que intento representar un poco de ambos medios en mi trabajo a través del uso de composiciones más formales y de una luz dramática que ayude a evocar algo parecido a una historia.
¿Tienes algún artista en concreto en el que te inspires?
Tengo tantos que es casi imposible enumerarlos. En el mundo de la fotografía, mis principales fuentes de inspiración son Todd Hido, Gregory Crewdson y Justine Kurland. Tienen un estilo muy distinto pero todos pueden crear mundos y narrativas únicas en un encuadre fijo, donde la gente puede sumergirse y dejarse cautivar.
Otro artista al que estoy muy agradecido es el director de fotografía Roger Deakins, que es probablemente la persona de la que más he aprendido mientras estudiaba sus películas. Un auténtico maestro.
Si tus fotografías pudieran hablar, ¿qué historia contarían?
Con suerte, una historia que evoque algún tipo de sensación por parte del espectador, cualquiera que sea esa sensación. Solo puedo estar agradecido a todo aquel que dedica un tiempo a ver mis fotos y al que le resuenan a un nivel más profundo; eso hace que merezca la pena.
Durante todos estos años en los que te has dedicado de lleno a la fotografía. ¿qué es lo más importante que has aprendido?
He aprendido que no importa dónde esté, siempre hay algún lugar interesante ahí fuera que puedo explorar y fotografiar. Muchos no aprecian lo excitante que puede ser fotografiar sus alrededores porque piensan que necesitan una localización nueva y emocionante para conseguir fotos impactantes, pero incluso el lugar más cotidiano puede ser estimulante con ciertas condiciones de luz y meteorología. De hecho, la mayor parte de mis fotografías son de un área relativamente pequeña, alrededor de la frontera entre Portugal y España, y si puedo encontrar paisajes interesantes aquí, entonces todos pueden.
¿Podrías recomendarnos una película para aprender un poco más sobre fotografía de cine y composición?
Si tuviera que elegir solo una, sería There Will Be Blood (Pozos de Ambición). Una absoluta obra maestra en la que cada fotograma no es únicamente una auténtica preciosidad, sino una historia en sí mismo. Podrías pausarla en cualquier momento y verías un cuadro con un dominio increíble de la luz y la composición. La he visto tantas veces que sigo alucinando y descubriendo nuevas cosas que aprender.