Entrevista a Natalia de Molina y Fred Tatien: “Los premios son una etiqueta. Lo que ha cambiado mi vida han sido mis intentos de superarme”

Natalia de Molina y Fred Tatien protagonizan «La maniobra de la tortuga», un policial negro que muestra la cruda realidad a la que se enfrentan miles de mujeres cada día: la violencia de género. La película, dirigida por Juan Miguel Castillo, está inspirada en la novela de Benito Olmo.

Natalia de Molina, ganadora de dos Goya, asegura que para ella los premios son una etiqueta. Lo que realmente ha transformado su vida ha sido arriesgarse y superarse en el trabajo del día a día. En «La  maniobra de la Tortuga», Natalia ha compartido este proceso de superación con el actor francés Fred Tatien, que ha bordado su primer papel protagonista, a pesar de la complejidad del personaje.

Natalia

Natalia, ¿cómo se logra a nivel interpretativo meterse en la piel de una mujer que ha sufrido algo tan duro como la violencia de género?

Pues trabajando mucho y dándole muchas vueltas a todo. A veces, te caes en el fango y te quedas ahí, pensando que vas a hacer todo mal. El proceso de creación es de luminosidad y oscuridad. Hay momentos en los que se pasa muy mal, pero dentro de lo malo también es posible encontrar cositas buenas. He trabajado bajo presión porque interpreto a un personaje que representa a muchas mujeres en una situación horrible. La película es ficción, pero estamos hablando de violencia de género y eso es una realidad muy dura.

Y en tu caso, Fred, Manuel también es un personaje muy complejo. ¿Qué ha significado para ti interpretar a alguien que ha vivido una pérdida tan grande?

Ha sido todo un reto. Manuel vive muchas cosas difíciles en esta película. Es un hombre roto por haber perdido a su hija, asesinada por violencia machista. Además, no fue capaz de atrapar a quien lo hizo y se siente mal padre y un perdedor. Tampoco supo cuidar a su mujer y a su otra hija por su propia frustración. Son emociones muy fuertes que, de algún modo, he tenido que hacerlas mías.

Al principio, este hombre está hundido, fuma, bebe y no quiere socializar. Para acercarme a él, antes de rodar, llamé a mi familia y a mis amigos y les dije: “lo siento, pero voy a estar unos días aislado para interiorizar a mi personaje”. Es mi forma de hacerlo. Lo entendieron y me dijeron que no pasaba nada. A los días pensé: «qué tontería» (risas).

«La maniobra de la tortuga» muestra un poder judicial y un cuerpo de policía corrupto, despreocupado por las víctimas y sus familiares. De hecho, hay una escena en la que tu personaje dice sentirse un número más. ¿Creéis que esto refleja la realidad de España en cuanto a este problema?

Natalia. La película está basada en una novela y es un tema que aparece en ella. También hay muchos otros como el racismo, por ejemplo. En cuanto a lo que refleja la película, nos hemos informado y no hay nada que no sea verdad. Al final, la realidad es mucho peor que la ficción. Juan habló con instituciones y con gente que se dedica a esto. Es una peli bastante cruda porque la realidad también lo es.

Entiendo que es una crítica hacia los fallos que muchas veces se cometen en el sistema.

Sí, en “Techo y comida” también aparece esto. Creo que es algo que le preocupa a Juan y por eso le gusta poner el foco en ello: lo que no funciona es el sistema y esto lo sabemos todos. No hay buenos ni malos, lo que está mal y está podrido es el sistema.

Ante un dolor tan grande y tal indiferencia por parte de la policía, Manuel y el padre de Clara se toman la justicia por su mano. ¿Creéis que está justificado?

Fred. Creo que es un clásico policial negro. Aparece un policía que pasa un poco de las leyes. Hemos creado un final casi romántico porque Manuel ayuda al prójimo, a la gente más débil, y es como un héroe. Yo creo que Juan Miguel no ha querido mostrar que esto esté bien o esté mal, sino como se tratan temas reales y graves. La primera vez que Manuel se toma la justicia por su mano tras la muerte de su hija, no le sale bien. La segunda, vuelve a hacerlo a su manera, pero llega el momento en el que se da cuenta de que no es lo correcto.

Natalia. Creo que se trata de un comportamiento muy masculino. Hay una crítica en ello también. Los personajes femeninos verbalizan sus sentimientos y sus problemas. Por ejemplo, uno de ellos dice que “no hace falta mancharse las manos de sangre para hacer justicia”. O mi personaje, que hace todo lo que le dicen que tiene que hacer, como denunciar.  Es una crítica al sistema patriarcal, que resuelve las cosas desde la violencia y desde el “ojo por ojo”. La película muestra a hombres que no saben gestionar sus frustraciones y la canalizan a través de la violencia.

"Es una crítica al sistema patriarcal, que resuelve las cosas desde la violencia y desde el ojo por ojo”

Fred, tu personaje protagoniza muchas de estas escenas de violencia, ¿habías hecho antes algo parecido? ¿Te preocupaban este tipo de escenas?

Nunca lo había hecho, fue la primera vez. Me estrené bien (risas). Acabé con esguinces, lesiones en la espalda, latigazos cervicales… pero no me he muerto (risas). Te haces daño y la técnica es complicada, pero creo que ha quedado bien.

Natalia, en el año 2016 te convertiste la actriz más joven en ganar 2 premios Goya. A nivel personal, ¿en qué aspectos ha cambiado más tu vida?

Creo que ha influido más el trabajo que he hecho poco a poco que los premios en sí. Los premios son una etiqueta. Lo que ha cambiado mi vida han sido mis intentos de superarme y cada proyecto nuevo en el que me he embarcado. Aún me cuesta creerlo cuando me decís lo de los Goya. Pienso: «¿de verdad he vivido esto?» Pero lo realmente importante es el esfuerzo del día a día, no tener miedo a equivocarme ni a arriesgar.

Eso sí, ahora noto que la gente me habla con más seriedad y con más respeto tanto hacia mí como hacia mi trabajo. Yo lo percibo así, pero luego hablas tres cosas conmigo y te das cuenta de que no, que es algo que da igual.  

Has contado en varias ocasiones que no tuviste una infancia fácil, si pudiera, ¿qué le diría Natalia de Molina de ahora a Natalia de 12 años?

Que la quiero, que todo pasará y que todo irá bien. Esto se lo digo a mi sobrino y creo que es algo que hay que decirles a todos los niños: que los queremos, que todo pasa y que todo va a estar bien.

Fred, además de tu carrera como actor, también te formaste en una escuela profesional de maquillaje en Barcelona. ¿Te has dedicado al maquillaje profesionalmente o te gustaría hacerlo?

Yo abandoné mi sueño de ser actor a los veintiséis años. Me fui de Francia, mi tierra natal, porque quería vivir en España y aprender castellano, y aquí tenía que pagar muchas facturas. En Francia, aunque no está muy bien visto por algunos, hay ayudas sociales para actores o gente que se dedica a otras cosas. En España no hay nada de esto. Tuve que reinventarme y empezar desde cero, así que decidí formarme como maquillador. Me gusta mucho el dibujo y, para mí, dedicarme al maquillaje era como quedarme dentro de este oficio. Así podría trabajar en teatros y cines, aunque por detrás de las cámaras, pero me daba igual. 

Tampoco pudo ser porque seguía teniendo que pagar muchas facturas, así que estuve trabajando en el Corte Inglés como vendedor y maquillador durante años. Luego llegaron los cuarenta y decidí que no quería seguir trabajando en eso. Quería retomar la ilusión por ser actor. Pensé: “bueno, me doy diez años para conseguirlo”. Ahora no pienso así. Si es realmente mi sueño, no me doy diez años para alcanzarlo, me doy toda la vida. Empecé por cortos, y aquí estoy, diez años después. Esta película ha sido un regalo de la vida para mí.

"Si ser actor es realmente mi sueño, no me doy diez años para alcanzarlo, me doy toda la vida"

Hablas francés, español e inglés, pero, además sabes lenguaje de signos francés. ¿Por qué decidiste aprenderlo?

Siempre me ha atraído esta manera de hablar, desde pequeño. No sabría decirte por qué. Puede que fuera porque de niño me costaba expresarme y, para mí, el lenguaje de signos era otra forma de comunicarme. En mi interior siempre me he identificado con él. Durante un tiempo de mi vida iba a clases, incluso me planteé ser intérprete. Nunca llegué a serlo. También he tenido amigos sordomudos y estuve una temporada dentro de este mundo, porque sí, es un mundo aparte. No sé… es algo que llevo dentro de mí y me gustaría volver a practicarlo.

Y hablando de idiomas, en las películas ambientadas en Andalucía, como esta, casi todos los actores hablan con acento andaluz. Sin embargo, Natalia, tú misma has contado que en tus inicios como actriz fue un obstáculo para ti. ¿Deja de ser un obstáculo solo en las películas ambientadas en el sur o este problema está mejorando poco a poco en el cine español?

Creo que ahora se está empezando a aceptar la diversidad del territorio español. Cada provincia tiene su acento y esto es algo muy rico. A mí me encanta ver películas donde hay acento gallego, catalán… Creo que la manera de hablar de cada personaje es algo que forma parte de la banda sonora de una película. También depende de muchos factores. Si haces de un personaje andaluz tendrás que hablar en andaluz, claro. Lo más importante es no tener miedo a tus raíces ni a tu manera de hablar. Y no relacionar, por ejemplo, el ser andaluz con ser gracioso, entre otros estereotipos. Pero creo que sí, que es algo que está cambiando. Y menos mal.