Entrevista a Martín Cuervo sobre su nueva película ‘Con quién viajas’

“Me parecía sorprendente que no se hubiesen hecho antes películas o series sobre viajes en BlaBlaCar, la verdad”

Martín Cuervo

La pasada edición del Festival de Málaga, el director Martín Cuervo presentó su primer largometraje, Con quién viajas, producida por Álamo Producciones, A Contracorriente Films y Neón Producciones. Martín Cuervo, nominado al Mejor Cortometraje en los Premios Goya por Final, no solo dirige la película sino que también firma como guionista del filme.

Martín Cuervo

Con Salva Reina (Señor, dame paciencia), Ana Polvorosa (la serie de TV Las Chicas del Cable), Andrea Duro (Tres Metros sobre el cielo) y Pol Monen (¿A quién te llevarías a una isla desierta?) como protagonistas, Con quién viajas cuenta la historia de cuatro desconocidos que hacen un viaje por media España a través de una aplicación de viajes compartidos. Poco a poco, los pasajeros intentan romper el hielo y conocerse un poco más, hasta que el conductor empieza a comportarse como si ocultara algo, haciendo sospechar al resto. El viaje acabará con un giro de guion que nadie se esperaba.

Para conocer con más detalle las decisiones detrás de la cámara, hablamos con Martín Cuervo sobre el origen de la idea y cómo ha llegado a materializarse en la pantalla. 

Has hecho varios cortos hasta dirigir tu primer largometraje, ¿qué ha sido lo que te ha hecho decir “ahora quiero hacer una película”? 

El tema con los largometrajes es que muchas veces no es el querer sino el poder. Levantar una película es muy complicado, requiere de un montón de apoyos, es muy costoso, requiere mucho tiempo… Yo hice cuatro cortometrajes (el último hace ya 10 años) y estuve intentando hacer un largometraje por un sitio, luego por otro, pero mientras tanto empecé a hacer publicidad, videoclips… Y bueno, lo tenía siempre ahí, pero tampoco me agobiaba con el tema. Y llegó la oportunidad de hacer esta de repente porque me contactaron desde Álamo Producciones, con la idea de Eduardo Campo, el productor, que quería hacer películas que se desarrollaran en un solo espacio, como obras de teatro, que pudieran rodarse en 3 semanas. Y yo tenía una: un viaje en BlaBlaCar. A Eduardo le gustó mucho y empezamos a desarrollarla, hasta que la rodamos y aquí estamos. Así que fue una conversación lo que nos trajo hasta aquí.

 

¿Y cómo surgió la idea de la película? 

Pues me parecía sorprendente que no se hubiesen hecho antes películas o series sobre viajes en BlaBlaCar, la verdad. Todo el mundo con el que yo hablaba tenía decenas de historias sobre cosas que les habían pasado en estos viajes. Y de hecho la historia que da pie a la película, a esa pistola que vemos en el suelo, sale de un viaje que viví yo.  

Yo fui en un viaje Madrid-Gijón con una militar que lo acababa de dejar con su pareja y me decía: “No me dejes abrir la guantera, que tengo ahí una pistola y la lío”. Y de eso pensé en una idea inicial: en un arma que ya está ahí y que genere toda esa paranoia. Y además me apetecía hablar de esos silencios incómodos cuando no conoces a alguien y de los prejuicios. Cuando haces un viaje así, como sabes que a los que viajan contigo solo vas a verlos cuatro horas, no te cortas en pasarles por los rayos X y colocarles etiquetas; no te preocupas en ir más allá. Y de esta manera quería hablar también de lo importante que es saber con quién viajas, porque hasta el final no lo sabes. 

La idea también me permitió hacer comedia, pero no de chistes, sino una comedia que me permitiera reírme de la situación. Así, la gente estalla en carcajadas en momentos distintos, porque se ríe de lo ridículo de la situación. Lo que se dice de la casa de Gran Hermano, que magnifica las emociones, es verdad y es lo que ocurre dentro de un coche. Los pasajeros se montan su propia película y se dejan llevar por teorías paranoicas, que desembocan en situaciones divertidas.  

Haciendo una película en un escenario tan reducido, el diálogo y el guion son clave. ¿Qué dificultades tuviste que sortear para conseguir hacer una buena película que enganchara al público de principio a final? 

Le dimos muchas vueltas al guion; hizo falta mucho análisis para conseguir que cada cierto tiempo hubiese una pista o un momento clave que hiciera avanzar la historia. Intentamos hacer una estructura en la que pudiéramos subir o bajar la tensión para que el espectador no se cansara. Sobre todo, también a la hora de rodarlo, por eso lo trasladamos a un plató. Así rodamos primero todo el viaje, colocamos la cúpula con todos los fondos del viaje y teníamos todo controlado, para poder hacer cosas diferentes con la cámara. Estas películas se rodarían si no en un cámara car, es decir, subes el coche a una grúa y ahí puedes poner 3 posiciones de cámara. En plató nosotros pudimos dar varios ángulos y encuadres, además de meter la cámara dentro del coche, quitar la puerta para sacarla… Todo para que el espectador sienta que puede respirar, aunque esté dentro del coche. 

Martín Cuervo
Ilustración de Diana García Hernández

Al igual que en has escrito tus anteriores cortos, en esta película el guion es tuyo. ¿Qué cualidades crees que deben tener un buen guionista?  

Y como guionista… Hay muchos tipos de guiones en realidad. A mí me gusta mucho crear películas en las que pasan muchas cosas y te intentan mantener ahí, pero de forma sutil; sin que todo sea comedia o todo thriller, sino mezclas de géneros, de formatos, para que todo sea sutil. Por ejemplo, el personaje de Salva Reina, Julián en la película, es un personaje muy excéntrico, pero a la vez intentábamos todo el rato que tú pudieras haber conocido un personaje así. A la hora de escribir eso, me gusta hacerlo con diálogos naturales y creo que en la película se percibe cómo la gente hablaría de verdad en un BlaBlaCar. Además los actores son muy buenos, tienen muchas tablas y consiguen sonar naturales.  

 

¿Y un buen director? 

Dirigir es mucho más complicado de lo que parece, porque tienes que tomar todas las decisiones de la película con mucha seguridad y en cuestión de microsegundos. Pero claro, uno mismo también duda. Creo que un buen director no debería dudar mucho o si duda que no lo note el equipo. El director es quien ha venido a decir con seguridad cómo contar la historia y debe parecerlo. Un director con las cosas muy claras siempre será mejor director. Aunque luego puede pasar de todo y hay directores de todo tipo. Pero eso es lo que yo intento, que todo esté claro, que, aunque dude no se note y tener todo muy pensado, muy estudiado. Luego siempre hay hueco para la improvisación, pero tenerlo todo muy preparado ayuda. 

Martín Cuervo

¿Cómo elegiste a los actores? 

El primero que entró fue Salva Reina como conductor, porque una cosa que me gusta de él, aparte de que tiene mucha vis cómica y es muy camaleónico, es que juega mucho con el texto y es capaz de crear muchas cosas. Dice la frase que tiene que decir, pero le cambia una palabra o cambia el orden de una manera que descoloca al resto y entonces ellos no saben cuándo intervenir. Y eso me parecía muy necesario.  

Ana Polvorosa siempre me ha parecido una actriz con mucha energía y con un fuerte carácter que traspasan la pantalla. Necesitábamos a una copiloto que llevara el ritmo de la película; que cuando quiere iniciar un juego lo inicia, que cuando quiere resolver resuelve. 

Y atrás ocurre lo mismo. Andrea Duro, más apocada y tímida, actúa como contraste con la enérgica Ana, y al mismo tiempo lo suficientemente natural como para que no se quedara en el cliché. Con el personaje de Miguel, queríamos a alguien que viniese del drama, como Pol Monen, porque tiene algunos gags, pero tenía que corresponder con el pasota o tipo duro para luego evolucionar a algo que nadie espera de él. 

Martín Cuervo

A la hora de hacer películas, ¿cuáles son tus directores de referencia? 

Alejandro Amenábar siempre ha sido un referente. A mí me gusta mucho el thriller y creo que ha sido el director español que trajo el thriller de una manera muy potente a nuestro país. Alejandro hizo un making of cuando hizo Mar Adentro, que me impactó mucho porque dirigía teniendo las cosas muy muy claras. Le veías escribiendo el guion, al tiempo que tenía una maqueta y sabía cómo lo iba a rodar.  

Aunque parezca que me tiro un triple, también hemos hecho muchas cosas pensando en Hitchcock. Hitchcock tiene algunas películas, como La Soga, que son rodadas en un espacio, donde revela algunos elementos para crear tensión con esos planos y una música germaniana. Nosotros cogemos algunas de esas pinceladas y salpicamos con ellas a la película. 

Has hecho drama y comedia, ¿con cuál te sientes más cómodo? 

Es curioso. La comedia es muy agradecida, porque en cuanto escuchas las risas, estás recibiendo el feedback del público y sabes si funciona o si no. Incluso en el propio set, si de repente estalla en carcajadas el equipo, puedes intuir que en la sala de cine también funcionará. El drama en cambio es mucho más sutil.  Va a funcionar dependiendo de la música que utilices, del movimiento de plano, y otros detalles mínimos. 

Pero luego, me parece más difícil hacer comedia, porque en el fondo es más directa y depende de si la gente se ríe o no. El drama lo puedes maquillar, pero la comedia consiste en mantener el humor a lo largo de toda la historia. Son géneros muy distintos pero muy interesantes. Ahora estoy disfrutando mucho haciendo esta mezcla de thriller y comedia, pero es verdad que en algún momento me apetecerá hacer algún drama y contar historias más emocionales. Así que, creo que se puede tener un poco de todo.  

 

En varios de tus cortos y ahora tras ver la película, hay un elemento que se repite: la relación padre-hijo… 

No me lo habían preguntado antes, pero es así. De hecho, yo siempre dije cuando estaba haciendo mis tres primeros cortos, que estaba haciendo una trilogía sobre las relaciones padre-hijo. Para mí la verdad, todos nuestros problemas, traumas y taras vienen de la relación que hemos tenido con nuestros padres, nuestra educación, de cómo ha sido nuestra infancia.  

La gente cuando piensa en un drama piensa en una relación de pareja, o cuando piensa en comedia piensa en comedias románticas… Y en realidad hay muchísima chicha en las relaciones entre padres e hijos. Esta película lo tiene, aunque de otra manera, pero en los cortos sí que queda muy claro, es cierto.  

Martín Cuervo
Ilustración de Diana García Hernández

Después de todos estos años, ¿qué es lo más importante que has aprendido dedicándote a la industria del cine? 

Es una industria muy frenética porque los directores hacemos una película al año, cada dos años, tres años; pero los actores hacen cinco al año, entonces ellos se involucran en un montón de proyectos con un montón de equipos. Y eso es algo que nunca contamos del cine, cómo te metes con cuarenta o cincuenta personas, vives una experiencia tremenda, porque todo se magnifica y luego a esa gente tardas en volver a verla bastante tiempo. Es muy interesante, porque como todo en la vida, estamos todos navegando con nuestras inseguridades y un poco solos, agarrándonos a la gente que aparece en nuestra vida.  

 

Después de ver la película, ¿qué mensaje te gustaría que la gente se llevase a casa? 

Bueno, es verdad que el final es abierto; me gustan mucho los finales abiertos… Pero me gustaría que pensaran en cómo prejuzgamos. Igual he pensado esto de un personaje al empezar la película y luego acabo pensando otra cosa. Y cómo a veces charlar y conversar con alguien te descubre más de esa persona con quien viajas, que es de lo que va la película. Lo importante no es ni el destino ni el trayecto, sino quién te acompaña en ese viaje.