
San Diego, 1969. Ida Applebroog (1929) sufre una crisis nerviosa, seguramente provocada por la depresión que padecía, e ingresa en el Mercy Hospital de San Diego. En aquel momento, nadie sabía que esa estancia marcaría el verdadero punto de inflexión de su carrera artística.
Por alguna razón para Applebroog, el detonante de su potencial expresivo siempre ha sido el contacto con el mundo de la salud mental. Después de una infancia marcada por su origen judío ortodoxo, solo pudo dar rienda suelta a su pasión creativa una vez se casó con el psicoterapeuta, Gideon Horowitz.
El enlace matrimonial precedió su traslado al Chicago del los noventa, donde se matriculó en la Escuela del Instituto de Arte, entrando en contacto con la escena cultural del momento.


Nueve años después, en California, y con una familia al completo formada, la artista sufrirá el mencionado episodio que desembocó en una reclusión hospitalaria. El inició de una nueva terapia supondrá un gran empujón en el descubrimiento de todo su potencial expresivo. Resurgirá una mujer que a lo largo de las décadas se acabará convirtiendo en referente del arte contemporáneo y del feminismo, con especial énfasis en la batalla contra la medicalización de la sociedad o las relaciones patriarcales.
La muestra, comisariada por Manuel Borja-Villel y Soledad Liaño, incluye, entre otros, la primera colección de dibujos de aquellos años, caracterizados por las figuras biomórficas, que ya dejaban al descubierto su dimensión más introspectiva y transgresora, aquella que ha continuado a lo largo de su multifacética carrera.

Las Marginalias o “notas al margen”, denominadas así por la artista, son una serie de obras abiertas que dan nombre a la monográfica. Aunque son consideradas como piezas independientes, no dejan lugar para las interpretaciones abiertas. Añaden una capa de significado, en ocasiones incluso alterando el enfoque, al inclinarse por su habitual ironía iconográfica.
A día de hoy, a sus 93 años, Ida Appleoorg sigue trabajado y ampliando una colección que se niega a ser encasillada estilísticamente. Gran parte de ella, alrededor de 200 obras y ocho instalaciones, forma parte de Marginalias, que se podrá visitarse hasta el 27 de septiembre en el edificio Sabatini del Museo Reina Sofía.
