“La biblioteca de París” una novela sobre la capacidad de los libros para salvar vidas

La Biblioteca de París de Janet Skeslien Charles es una historia de amistad y un homenaje al poder de las palabras.

Cuando la autora Janet Skeslien Charles trabajaba en la Biblioteca Americana de París, descubrió una serie de fotografías de la Biblioteca en la Segunda Guerra Mundial que fueron el punto de partida para escribir esta novela basada en hechos reales, y esas imágenes se convirtieron en palabras para Janet.

La Biblioteca de París, de la editorial Salamandra, rinde homenaje a la heroica labor emprendida durante el inicio de la Segunda Guerra Mundial y los años de ocupación nazi por los empleados, mujeres en su mayoría, que plantó cara a la Gestapo y creó un oasis de tranquilidad en una ciudad sumida en el caos.

Una forma de dar voz a las valerosas bibliotecarias que desafiaron a los nazis para ayudar a los soldados aliados convertidos en prisioneros de guerra, abastecer de lecturas a los ingresados en hospitales y crear un servicio clandestino de préstamo de ejemplares para lectores judíos.

La Biblioteca de París

La Biblioteca de París narra la historia de Odile Souchet, una bibliotecaria de veinte años que adora su trabajo en la Biblioteca Americana de París, el cual comparte con su amiga Margaret. Ambas adoran la lectura y se sienten muy afortunadas de trabar allí, pero esa felicidad y serenidad se rompe cuando los nazis entran en la ciudad de París. La directora de la biblioteca, la señorita Dorothy Reeder (basada en un personaje real), dará libertad a sus trabajadores para que abandonen el lugar, pero todos se mantendrán en sus puestos y lucharán para que este templo de la cultura se erija como un centro de defensa de la libertad.

Esta labor de los bibliotecarios fue represaliada duramente por el ejército invasor, incluso uno de los empleados murió a causa de un disparo de la Gestapo y otro fue condenado a muerte por traición.

La Biblioteca de París siempre mantuvo abiertas sus puertas gracias a la firmeza de Dorothy Reeder, que asumió la dirección del centro en 1929, y Clara de Chambrun, que la sustituyó durante la guerra. Gracias a la valentía de ambas mujeres, la Biblioteca Americana se convirtió en un refugio para muchos, dando luz a un momento de gran ocuridad.