Kiko Pérez presenta su nueva exposición ‘El roce’

El roce es la cuarta exposición individual de Kiko Pérez y muestra un debate íntimo con el público con la acción de rozar como eje de su obra, realizando un recorrido por las consecuencias que esta deja en forma de señales irreversibles y que ponen de manifiesto el contacto entre las personas

Kiko Pérez

La nueva exposición de Kiko Pérez, El roce, tiene lugar en la Galería Ehrhardt Flórez hasta el 21 de enero de 2023 y reflexiona desde la práctica misma, sobre los procesos de producción, el objeto artístico en la lógica del capital y los resultados repetitivos y continuados del trabajo artístico. La obra ha seguido unas pautas marcadas por el oficio y la producción material de artefactos escultóricos y objetos pictóricos con sus manos, en papel o madera, caracterizando su investigación.

El roce recoge varios cuadros recientes de madera sobre madera (fechados todos ellos en 2022), una pequeña serie anterior de obra sobre papel (realizada en el año 2010 y mostrada por primera vez en esta exposición) y una inédita animación gráfica en vídeo que pertenece también a una serie de trabajos más antiguos (2018). Las obras giran en torno a temas como la sociedad de consumo, los métodos de producción, la cultura de masas, los escaparates o los anuncios publicitarios; pero también el mobiliario doméstico y urbano, la idea de estilo (o la falta de él), el sentido del humor, y el imaginario visual y sonoro de toda una generación nacida en la década de los ochenta y que construye parte de su identidad vital en los noventa.

Hasta el momento, la obra de Kiko Pérez podía dividirse en dos universos paralelos. Sin embargo, El roce rompe con esa dicotomía, entrelazando ambos mundos de manera natural. Por un lado, una práctica geométrica adornada con fisuras que la situaban en otro lugar lejano y, por otro, una organicidad muy presente en sus pinturas y esculturas más recientes que mostraban su interés por el cuerpo, el fetichismo, la artesanía, la factura pulida, la suavidad o la sexualidad. Ahora, ambas líneas se articulan bajo la misma razón y el roce de unas y otras impone una nueva y propia lógica material.

sii

El trabajo que el artista gallego ha desarrollado desde una perspectiva puramente escultórica con una factura refinada y unas piezas táctiles de proceso lento y laborioso, de texturas y pátinas suaves y voluptuosas, enlaza ahora con su producción pictórica, tanto la que en cierto sentido se sitúa más próxima a una geometría menos íntegra e higiénica, como a aquella otra, de estos últimos años, en la que los presupuestos geométricos se retuercen y las formas anatómicas crecen en los cuadros en relación con temas mucho más bucólicos que los temas urbanos que habían influido en sus orígenes.

siii

La nueva obra de Kiko Pérez se formula en parte desde el eclecticismo, en una suerte de representación cartográfica de islas o accidentes costeros, o incluso atendiendo a escenarios mucho más mundanos, manchas en el suelo, chicles pegados o formas aleatorias que el artista registra, como diría Peio Aguirre, “no como ornamento sino como materialidad de la forma”. Del movimiento moderno o Hans Richter a las calles de Vigo y los “Balinesi nei giorni di festa” de Battiato; de la Bauhaus al diseño industrial; de los muebles a los mangos de palas de frontón. Kiko Pérez configura así su trabajo y toda una cultura material que en sentido barthesiano se ejerce, no sobre el campo de las ideas, sino sobre el campo de las formas.