La Galería Heinrich Ehrhardt nos presenta lo salvaje y lo doméstico de la flora de España
La naturaleza es una gran fuerza. Y por impresionante que sea y que ante la sombra de la secuoya la luz del sol sea tapada, seguimos aún mirando hacia el jardín de la terraza. La naturaleza puede ser manipulada. Pues en sus brotes se encuentra un árbol, que no tiene más que un palmo y entre algodones esconde, con sus miles de millones, su sabiduría innata… La naturaleza es verdaderamente misteriosa.
Los árboles que cobran vida
Bajo el pincel de Herbert Brandl y, tras un viaje por España, el veterano pintor austriaco reafirma su creciente pasión por el arte japonés de encoger los árboles para simbolizar el paso del tiempo aparentemente nimio en comparación con los grandes árboles que la naturaleza nos proporciona, como las sabinas canarias que aparecen en sus dibujos. Abstraccionista y expresionista como es, se deja llevar por las viejas influencias de los 80 con un oleo aparentemente descuidado y tosco, pero rico en significado; su trabajo escultórico en la forma de la cabeza de una águila, su puntillismo y trazos salvajes en el papel… al igual que la naturaleza misma.
Los Árboles Españoles Nunca Mueren. Así se llama la exposición. Una contraposición de lo grande y lo pequeño, lo atemporal y lo instantáneo, lo civilizado y lo salvaje para dar paso a lo que hay detrás de todo eso, una sensación de lo verde y su extensión hacia nuestra mente. En la Galería Heinrich Ehrhardt, una vez terminada la exposición de Circular Spaces, desde el 13 de noviembre hasta el 15 de enero, la naturaleza indomable se hará cargo de darnos la bienvenida a la extensa obra de Herbert Brandl.