Además de un hotel, el Grand Hotel Tremezzo podría considerarse como una obra maestra que descansa a la orilla del Lago Como. Haciendo honor a la hospitalidad de Italia, cuentan con un alojamiento cuidado al milímetro que elevan a otro nivel gracias a las vistas a Bellagio y a las montañas Grigne. Con una decoración que revive los años de la Belle Époque, apuesta por lo lujos, incluso lo excesivo, pero siempre con la idea en mente de proporcionar al turista una experiencia acogedora, un hogar lejos de casa como negocio familiar que es.
El Grand Hotel Tremezzo se construyó en 1910 para las clases más acomodadas y como tal cuenta con salones amplios, cenadores y una decoración que apuesta por los colores llamativos en su búsqueda por una alegría perpetua. Un contraste con los espacios abiertos que rodean el edificio principal. Tres piscinas rodeadas por las aguas del lago que funcionan como un oasis de tranquilidad con vistas a la montaña, al bosque o a las aguas azules del propio lago en la que denominan como “piscina infinita”.
Para continuar disfrutando de estas vistas cuando el sol se esconde, disponen de un bar de cócteles que ofrece una barbacoa al aire libre para acompañar la visión del atardecer. Solo para los más aventureros, tienen a su disposición el barco clásico bautizado con el nombre el antepasado del hotel, Fiovanni Battista Mallone, mantiene el diseño nostálgico recordando al barco clásico italiano y trasportando a los huéspedes por el lago al estilo clásico de Cary Grant en la película Atrapa al ladrón.
Si bien, será la novedad que presenta este año el hotel lo que suponga una gran noticia para los entusiastas de la gastronomía mediterránea. Su colaboración con el icónico restaurante familiar Giacomo Milano proporciona a los huéspedes el primer restaurante a las orillas del Lago Como. Una combinación de imponentes vistas, una localización exclusiva y los platos más creativos de Milán.
Los amantes de las plantas, encontraran en el resort del Tremezzo su lugar de ensueño particular gracias al jardín botánico de unos 20.000 metros cuadrados que cuenta con una variedad de las plantas y árboles más exóticos. Una mezcla de color y de olores que estimulará todos los sentidos de los viandantes, incluidos los del gusto pues cuenta con una cantidad ingente de los clásicos olivos italianos.