Filipe Curado: “Me encantaría que la gente por un momento pudiera trasladarse a otro lugar imaginario y especial”
Esculpir no es un proceso sencillo, por eso hablamos con Filipe Curado sobre todo lo que no se puede ver a simple vista en sus esculturas.
Filipe Curado es un escultor portugués que empezó su carrera en 1998 y que no ha dejado de explorar las posibilidades del mármol desde entonces. Ha colaborado con varias galerías, no solo en Portugal, sino en otros países, dando a conocer su obra y los motivos en que se inspira.
¿Cómo empezaste a esculpir?
Empecé a esculpir cuando tenía 16 años. Sin embargo, desde pequeño, siempre mostré una cierta inclinación a ello. Empecé a hacer algunos trabajos en madera y enseguida pasé a experimentar con piedra.
¿En qué te inspiras?
Sin ninguna duda, mi fuente de inspiración es la naturaleza, sus manifestaciones, sus ciclos, su magia y su misterio.
¿Qué materiales usas?
Uso principalmente mármol blanco porque es una piedra noble y ensalza la escultura, creando una estética coherente con lo que representa.
¿Cómo es el proceso de esculpir?
Cuando esculpo, lo más difícil es sacarlo adelante, quizás porque es un proceso que requiere un gran esfuerzo físico. Sin embargo, la idea suele venir sin apenas esfuerzo.
¿Cómo sabes cuándo está terminada tu obra?
Es difícil decidir que una obra está lista y terminada, puede ser porque siempre hay un sentimiento de insatisfacción, un deseo de superarse y hacer algo mejor todavía. A veces pienso que la escultura está acabada y, más tarde, incluso años después, tengo la necesidad de añadirle algo, de suavizar algún borde o retocar algún detalle.
¿Aceptas encargos especiales?
Suelo trabajar en mis propios proyectos, pero siempre es un reto tentador recibir la propuesta de un cliente y combinar ideas. Acaba siendo un desafío mayor.
¿Hay algún artista en el que te inspires?
Sí por supuesto; muchos escultores, como Rodin, Miguel Ángel o Brancusi.
¿Qué te gustaría que la gente sintiera o pensara al ponerse delante de una de tus esculturas?
Me encantaría que la gente sintiera algo de belleza y originalidad, que por un momento pudiera trasladarse a otro lugar imaginario y especial.
¿Cuál es tu pieza favorita entre todas las que has hecho?
Es difícil elegir una obra entre tantas pero puedo destacar uno de los últimos árboles que hice el año pasado, llamado On top of a small cloud (Encima de una pequeña nube). Tiene que ver con un estado de plenitud y encanto, que representa elementos opuestos que coexisten en armonía. Es una especie de invitación a soñar.
¿Qué te ha enseñado el arte?
Quizás la habilidad para mirar y ver. Creo que es uno de los aspectos más importantes que el arte me ha enseñado. Es una de las grandes vías que el arte ofrece, no solo a mí sino a la audiencia. El acto de ver es un canal para la reflexión y consciencia humanas, como individuo y como ser social, ocupando tiempo y espacio.
