En White Paper by hemos tenido la oportunidad de poder entrevistar a Teresa Arozena Bonnet, fotógrafa, Doctora y docente investigadora en la Universidad de La Laguna (Tenerife). Ella nos deja echar un vistazo a su mundo interior y perspectiva individual tanto de su propio trabajo de fotografía, como del mundo artístico en la actualidad, y de como la figura de la mujer forma parte de él.
¿Qué es lo que más te inspira en tu trabajo de fotografía?
La fotografía es un medio de conocimiento del mundo, una herramienta fascinante para experimentar la vida e incluso trascender nuestra individualidad cercada y en cambio acercarnos al otro. Y no hablo solo del “otro” entendido como los humanos sobre la Tierra, sino de todas las cosas que hay en ella. Los árboles, las piedras, los animales, y también los objetos, los paisajes. El mundo entero nos habla en su lengua secreta a través de la escritura de la luz, que es la fotografía.
¿Como compaginas tu trabajo como profesora de Bellas Artes en la Universidad de La Laguna con tu trabajo personal e independiente como fotógrafa?
Pues realmente van juntos y se retroalimentan. Se necesitan el uno al otro. Mi trabajo como fotógrafa sustenta mi investigación artística y me impone la necesidad de estar atenta tanto las innovaciones tecnológicas y la evolución del medio, como a las transformaciones de los discursos artísticos y visuales. Todo ello me mantiene atenta y conectada y nutre mi trabajo en clase, mi relación con los estudiantes y lo que puedo enseñarles. Es muy bonito.
¿Cómo describirías tu trabajo producido hasta el momento?
Al final creo que un artista hace lo que tiene que hacer, o, mejor hace lo que puede hacer. El proceso creativo es mucho menos elegido de lo que creemos, es escucharte y ceder ante una necesidad de comunicación que pulsa en tu interior, como un cometido. Yo llevo toda la vida hablando del paisaje social a mi alrededor y me resulta difícil escapar de ello. Así que lo describiría como una pulsión que me ha arrastrado una y otra vez y de mil maneras a abrir una ventana al mundo y observarlo. En ese camino he descubierto que la fotografía tiene un inconsciente político y que la imaginación civil es muy importante.
¿Fue la fotografía tu primera opción, o tenías planeado al principio dedicarte a otra disciplina artística?
Desde muy joven, desde niña, tuve claro que quería dedicarme a la fotografía. Tenía un laboratorio en el baño pequeño de casa, aprendí a revelar mediante un programa educativo de la radio, y me gastaba todos mis ahorros en químicos y materiales de fotografía. Pero también es verdad que la pintura y el dibujo y el cine también me llamaban muchísimo y me han acompañado siempre.
¿Qué es lo que diferencia en tu opinión Tenerife de cualquier otro sitio para trabajar en fotografía? ¿Que es lo que hace a la isla tan especial?
Los que vivimos en islas solemos experimentarlas desde la sinécdoque, ya sabes, eso de “la parte por el todo”. Vivimos el territorio como una especie de tropo del paisaje cultural global. Imposible no hacerlo en un mundo globalizado. Las islas son un laboratorio o un observatorio muy especial, un micromundo desde el que puedes ver con claridad e intensidad , a modo de fractal, los diferentes panoramas que afectan a todo el planeta.
¿Crees que hay otras artistas cuyos puntos de vista y proyectos merecen más reconocimiento?
Si, la tarea de apoyo y visibilización de las creadoras contemporáneas precisa de atención y cuidados. La cultura es un ámbito bien importante para la salud y el desarrollo integral de una sociedad, y en este sentido el equilibrio y el trabajo por la igualdad, la atención y escucha de voces de mujeres, así como la puesta en valor de sus discursos resulta esencial. El trabajo en este sentido sigue siendo bien necesario desde todos los frentes. Yo por ejemplo, desde mi desempeño como docente trato de empoderar a las estudiantes en clase, primero con la técnica y después con los discursos, dándoles a conocer el trabajo de muchas creadoras contemporáneas. Es un espacio precioso donde ves producirse encuentros maravillosos entre las jóvenes creadoras y las voces de mujeres artistas que forman ya parte de la historia.