Bruce Weber llega a Cineteca: entrevista sobre su último estreno

Bruce Weber
Bruce Weber posa junto a Paolo Di Paolo

Un día hace años, mientras Silvia di Paolo ordenaba el olvidado el desván familiar, se dio de bruces con el pasado en forma de negativos. Entre 1954 y 1968, su padre Paolo había sido un célebre fotoperiodista de la élite cultural italiana. En las imágenes reconoció a figuras italianas como Sophia Loren, Marcello Mastroianni, Monica Vitti, o Anna Magnani y hasta a estrellas más internacionales como Elizabeth Taylor, Grace Kelly o Tennessee Williams. Pero cuando Il Mondo cerró sus puertas y comenzó el auge de los paparazzi, su padre decidió cambiar la vida. Se trasladó al campo y mantuvo su obra oculta en una caja durante más de medio siglo.

El cineasta y fotógrafo norteamericano Bruce Weber también descubrió el archivo por sorpresa. Paseaba por Roma cuando decidió entrar a una pequeña galería donde quedó cautivado por un retrato de Pasolini y por la persona que lo firmaba: “Paolo di Paolo”. 

Bruce Weber
Pasolini Monte dei cocci Roma ©Archivio Fotografico Paolo Di Paolo

De pronto, sentía como si hubiese estado soñando con ese mundo olvidado. Eran las mismas estampas que le habían rodeado durante su infancia.  Con unos padres siempre viajando por Europa, recuerda “estaban siempre listos para la cámara. Aprendí mucho de ellos. Mi abuela tocaba el piano y hacía fotos maravillosas… Yo vivía en ese mundo, todos los domingos salía a hacerles fotos a ellos y al animal que teníamos con el mismo entusiasmo que Paolo”.Por eso decidió conocerle y preparar El tesoro de su juventud. Un homenaje audiovisual en forma de documental que presenta hoy su comisaria, Silvia, en la Sala Azcona de Cineteca.

 Paolo tenía 92 años cuando empezó el rodaje, pero era difícil seguirle el ritmo. Ahora tiene casi 100 años ¿Se imagina a esa edad?

Espero poder estar tan bien como él (risas) No me imagino teniendo esa edad, pero me parece muy bien

 ¿Ve muchas diferencias entre la familia italiana y el modo de vida americano?

Definitivamente sí, (risas) todos fuimos a ver este … «apartamento». Son unos cinco o seis pisos subiendo esta doble escalera. Y estábamos resoplando, estábamos agotados. ¡Y estaba bien! Pensé que era una buena idea, no tener un ascensor donde se vive cuando se envejece. Es muy particular y muy curioso con las cosas.

Con la globalización, el fenómeno de reapropiación de la identidad nacional tradicional está volviendo fuerte ¿lo ve como un factor positivo?

En gran medida, sí. Cuando empecé a hacer fotografías, me fui a Italia a trabajar para el Vogue italiano y revistas por el estilo. Me preguntaba «¿por qué vamos a algún sitio? Deberíamos fotografiar aquí. El lugar es increíble», pero en aquella época estaban obsesionados con América, como si «todo lo bueno estuviera en América».

Era muy diferente entonces porque el centro de la fotografía y de la moda era tanto la ciudad de Nueva York. Y tal vez París fue el siguiente. Pero nunca me perdí en eso. Viajaba por los lugares, iba a diferentes ciudades para conocer a la gente. Hacía una historia con ellos o simplemente tomaba una foto.

Si a Paolo no le gustaba la situación, no hacía la foto. «Tenía que ser estéticamente perfecto, completo», ¿es así cómo elige sus proyectos personales?

Espero que no. A veces planeas algo en el exterior y llueve a cántaros y los modelos no quieren mojarse y decimos «bueno, quiero que os mojéis. Vamos a ver qué pasa». Cubriría mi cámara y tal vez haría unas buenas fotos. Tampoco me gusta lo planeado. Muy diferente a Paolo en ese sentido.

Bruce Weber
Paolo retratado por Bruce Weber

Citando también a Paolo: «Si es real, no hace falta explicarlo, lo dice todo», ¿la cámara ayuda a crear la realidad o a describirla?

La realidad llega a la gente y pueden aceptarla o no. Es por a libertad: dos fotógrafos pueden intentar hacer la misma foto, pero seguramente vayan a tener una sensibilidad muy diferente. Así creo que es la interpretación de las personas lo importante. Yo intento ahora, en mis proyectos personales, no esperar nada para sorprenderme siempre.

Lo que no se entiende, por mucho que le gustara la fotografía, es que fuera capaz de dejarla. En su caso…

No puedo imaginarme no tener la libertad de poder hacer la fotografía. Es una gran libertad, creo.

Aun así, como explica, la idea de no ser un fotógrafo lo suficientemente bueno os persigue a todos en algún momento de vuestra vida.

Por supuesto, eso espero. Todos los fotógrafos, con los años, no sabemos si somos malos porque queremos ser mejores. Siempre te estás cuestionando, queriendo ser más fuerte.

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Pellegrine Molise (Italia) ©Archivio Fotografico Paolo Di Paolo
Bruce Weber
ROMA_barcaiolo che osserva ©Archivio Fotografico Paolo Di Paolo

¿Requiere el mismo nivel de perfección tomar fotos que rodar películas?

Para mí es casi lo mismo, porque siempre empiezo mis películas haciendo retratos con mi cámara. Y casi siempre hago lo mismo cuando filmamos.

La función de la fotografía en Il Mondo era ser una unidad narrativa autónoma, ¿sigue desempeñando ese papel en la prensa?

Mucha gente no tiene tiempo para crear una historia. A mí me gusta hacer reportajes para revistas. Una vez estuve en Connie Island con Leonardo DiCaprio, cuando empezó. Podría hacer un reportaje porque es un gran actor, pero la mayoría de las veces la gente me dice «¿Cuánto tiempo crees que va a durar esta película?». Creo que a Paolo y a mí nos gusta la idea de no estar tan planificados. En los viejos tiempos lo que sabía es tener libertad.