Es precisamente en Brooklyn donde ha estado dando forma a este proyecto, y a las vasijas, hechas a mano mediante un proceso de fundición deslizante. Para Catalina, la cerámica fue un medio perfecto para combinar el mundo del diseño con la producción de objetos con sus propias manos. Los altos rascacielos de la metrópoli la inspiran, así como los materiales de construcción y los contornos definidos, rasgos que plasma en su colección, que ya se está distribuyendo, además de online, en Portland, Philadelphia, Washington y Nueva York.
¿Cómo fueron los inicios? ¿fue difícil encontrar proveedores?
A comienzos del 2019 decidí registrar a Base como un negocio y hacer el lanzamiento participando en mi primera feria de artesanías en Brooklyn. Mi primera colección fue de solo macetas (planters) y una semana antes de la fecha escribí un mensaje a las tiendas de plantas en el barrio, presentándome.
¿Quién más está en el equipo de base ceramics?
Por ahora base ceramics soy solo yo… y las piezas. Claro que en estos dos años he contando la ayuda invaluable de mi pareja y amigos que han tenido que acompañarme a las ferias, cargar cajas de piezas, de cerámica, tomar fotos, empacar, en fin. Un negocio por pequeño que sea necesita tantas cosas que se crea una red de apoyo no solo físico sino también emocional que te ayuda a seguir creciendo.
Imagino que, al ser las piezas a mano, cada una de ellas será un poco diferente de las otras…
¡Exacto! Yo utilizo un método de vaciado usando moldes de yeso, lo cual ayuda a que las piezas sean mucho más uniformes, pero cada prototipo para los moldes es hecho a mano, cada pieza que sale tiene un color y un esmaltado hecho a mano. Cada pieza se limpia y se lija
¿Notas la influencia de la arquitectura en el diseño de las piezas? ¿qué edificio de tu ciudad te inspira?
Claro, la arquitectura siempre es una influencia en mis piezas. Desde el diseño del molde hasta las formas, el uso del material y la definición de los colores. Pienso en la arquitectura de Luis Barragan o Ricardo Bofill donde los volúmenes y contrastes de colores sólidos definen la arquitectura.
Puede que lo más distintivo de los diseños sean los originales asideros de las tazas, ¿por qué decidiste modificar la forma clásica?
La cuarentena fue un momento perfecto para hacer el proyecto de “Handle with Care” que consistió en hacer un asidero diferente cada día para hacer variaciones de un mismo objeto, una taza.
Fue como hacer un diario en donde todos los días en casa eran iguales mientras buscábamos una forma de distraernos de la ansiedad y el encierro que generó el Covid. Contaba con materiales, colores y moldes limitados y fue un proyecto fantástico para explorar y experimentar la infinita cantidad de posibilidades que existen con la cerámica.
Estais sin stock de Chickenpox mug, ¿es tu diseño más exitoso?
Si! Sin duda es uno de los diseños más divertidos y esto le llama mucha atención a la gente. Son piezas únicas y diferentes que hacen de un objeto cotidiano algo especial.
Cafecito es el nombre de otros diseños, ¿qué es para ti un buen cafecito?
Para mí un cafecito es un momento perfecto para tomarse un descanso y si se da la oportunidad, es un momento para compartir un buen café con un amigo o pareja o familia. Tomarse un cafecito es el equivalente a hacer una pausa para recargar energías y disfrutar algo que nos gusta ¡mucho mejor si es en tu taza favorita!
¿Tienes algún proyecto nuevo ahora mismo en marcha?
En este momento estoy trabajando en el lanzamiento de unas mantequilleras que salen a la venta pronto. Me emociona poder hacer productos nuevos, ensayar formas y colores y ver como reacciona el público a algo que haces con tus manos. En el mejor de los casos las piezas se venden bien y entran a formar parte de la colección permanente o si no son muy exitosas simplemente evolucionan y forman parte de seguir aprendiendo y creando cosas nuevas.