Decía Octavio Paz en «El uso y la contemplación» que “el objeto artesanal satisface una necesidad no menos imperiosa que la sed y el hambre: la necesidad de recrearnos con las cosas que vemos y tocamos, cualesquiera que sean sus usos diarios… Hecho con las manos, el objeto artesanal guarda impresas, real o metafóricamente, las huellas digitales de quien lo hizo.”
En el siglo XIX un personaje como William Morris funda el movimiento Arts and Crafts en Gran Bretaña, una corriente que nace de la preocupación por los efectos de la industrialización. Morris tenía el ideal de recuperar los métodos artesanales que permiten capturar la historia y la humanidad en piezas de diseño. Esas huellas que quedan plasmadas en cualquier creación eran justo lo que no quería que se extinguiera y que ahora, de la mano de la Red Española de Desarrollo Rural y Redeia, se recupera con la primera alianza de artesanos de la España rural.
A finales de noviembre se llevó a cabo el primer encuentro entre artesanos, diseñadores e interioristas. Un proyecto piloto que comenzó en las comarcas de la Sierra de Gata y Valle del Alagón, en Cáceres. REDR y Redeia, impulsan este plan para promover los oficios artesanos como herramienta contra la despoblación y la diversificación de la actividad económica del medio rural.
“Los talleres artesanos son, hoy por hoy, uno de los mejores antídotos contra la despoblación en el medio rural ya que permiten fijar población, promover la diversificación laboral y ofrecer a los jóvenes una salida profesional de la mano de la sostenibilidad” – Secundino Caso, presidente de REDR.
Prendas, muebles y objetos hechos a mano, producidos en España. Esta iniciativa se enmarca dentro del proyecto Oficios en RED a favor del slow fashion, una tendencia en moda y decoración que busca concienciar a los consumidores. Productos de mejor calidad y durabilidad sumado a una producción sostenible que considere las manos que hay detrás, la biodiversidad y el planeta. La artesanía se fusiona con la moda, se impone la estética rústica en las últimas temporadas y cada día se promueve más la idea de defender los oficios manuales como valor añadido.
“Con este proyecto buscamos el respeto al artesano, revalorizar los métodos artesanales, capturar esos saberes ancestrales e impulsarlos. En definitiva, hacer reflexionar a la sociedad en su conjunto, sobre el modo en el que vivimos para cambiar la mirada y la narrativa de lo rural” – REDR.
Artesanía y artesanos
La artesanía apuesta por el cuidado del detalle, la calidad de los materiales y la manufactura personalizada. Es un trabajo que requiere tiempo y dedicación para obtener piezas únicas como resultado. Oficios en Red organiza este encuentro para generar nuevas oportunidades de negocio para los artesanos de oficios ancestrales vinculados a los tejidos, alfarería, cuero o bordados. Diseñadores de firmas españolas entre los que figuran alfareros/tinajeros, sombrereras, costureras expertas en encaje de bolillos y picado de faldas, curtidores, zapateros, marroquineros, artesanos de mobiliario y complementos.
Todos con el compromiso de la sostenibilidad en un mundo en el que la moda es la segunda industria más contaminante a causa del consumo rápido y el descarte de piezas que no están pensadas para durar ni para reutilizarse y terminan en vertederos.
“En nuestros pueblos abunda un saber hacer ancestral que reúne grandes dosis de talento, de respeto al medioambiente y a un estilo de vida saludable. Apoyar los oficios artesanos es abogar por la revitalización y el desarrollo sostenible, justo e inclusivo de nuestros pueblos”. – Antonio Calvo Roy, director de sostenibilidad de Redeia
Diseñadores como Moisés Nieto, que utiliza complementos artesanales en sus colecciones y que impulsa una plataforma de mujeres artesanas: La Hacería. Otros como Miguel Becer de ManéMané y Marina Conde de La Condesa que diseñan sombreros artesanales. Algunos han instalado sus talleres en un pueblo que en antaño tuvo tradición textil como es el caso de Sergio de Lázaro.
Algunos, en cambio, han convertido sus pueblos de origen en localizaciones para sus shooting como Leandro Cano, Ernesto Naranjo, Palomo Spain y Nicolás Montenegro. También, Tomás Alía, ha regresado a una mirada artesanal en el mundo del interiorismo, la decoración y la arquitectura.
La nueva tendencia de moda y decoración aboga por la adquisición de productos hechos a mano de mayor calidad y durabilidad, en aras a la sostenibilidad del planeta. Entre esto, los nombres de los protagonistas:
Antonio Moreno, tinajero de Torrejoncillo en Cáceres, pertenece a más de diez generaciones de tradición alfarera. Expresa, “nunca pensamos que las tinajas de gran tamaño que fabricamos para bodegas y paisajistas se convertirían un día en elementos decorativos en los escaparates de marcas como Loewe o Zara Home. Mis antepasados antes sobrevivían con este oficio. Hoy, mis hermanos, mi hijo y yo podemos vivir cómodamente de la alfarería”.
María José González, la única artesana en la actualidad que realiza la Gorra de Montehermoseña, tradicionales en las fiestas de la localidad de Montehermoso, Cáceres. En su huerto, planta centeno que seca y trenza para luego, coser a mano, los adornos a base de lana, telas, botones y lentejuelas; con la misma técnica que utilizaba su bisabuela. Sus creaciones han acompañado portadas de Vogue y desfilado, en dos ocasiones, en la Fashion Week de Madrid de la mano de Marina Conde, diseñadora de La Condesa, y del diseñador extremeño Miguel Becer, creador de ManéMané.
Mª José López Casillas, de Acabo en Cáceres, tiene 70 años y es la única gran maestra del encaje de bolillos que queda en España. Junto a su vecina de Moraleja, Cáceres, Rocío Bueso de 69 años, especialista en el picado de faldas extremeñas con brasas de carbón. Ambas controlan talleres donde más de 45 mujeres bordan y cosen con maestría para crear juegos de cama, mantelerías, ropa de niño, abanicos, guantes, vestidos de novia y objetos de decoración. “Antes teníamos encargos. Nuestro arte se vendía a comerciantes que lo distribuían por toda España y daban unos ingresos a las mujeres de los pueblos. Ahora es difícil. Son productos caros porque requieren de muchas horas de trabajo y nosotras no somos expertas en el mundo digital ni en marketing para poder promocionarlos”, manifiestan.
Mª Angeles Hoyos y Marcos López (madre e hijo) vecinos de Villamiel (Cáceres) y artesanos de primera y segunda generación en el mundo de la zapatería.
Alejandro Roso, zapatero de Torrejoncillo que produce botas y calzado en su taller. Grandes firmas encargan su trabajo, confiesa, “voy a tener que contratar tres aprendices porque, en este momento, mi hermano y yo no damos abasto”.
Isabel Álvarez, estudió y trabajó en Madrid durante más de 20 años para regresar a su tierra natal, Mazcuerras, Cantabria, y montar su propio taller. Es la única artesana en el mundo que realiza bolsos, complementos, muebles y objetos de decoración utilizando piel, con pelo, de la vaca tudanca. Expresa, “soy artesana de primera generación, mis padres emigraron del campo a la ciudad, aunque luego volvieron. Yo he aprendido de los mejores. Me encantaría que un diseñador pusiera los ojos en mis creaciones que son todo un homenaje a esta raza de vacas autóctona de Cantabria”.