Filmin reestrena ‘Ven y Mira’ el 7 de mayo en cines para honrar a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial.
“No caves” es la advertencia que uno de los personajes de Ven y Mira hace inútilmente al principio del filme, pues la película pronto nos sumerge de lleno en una pesadilla, desafiándonos a quedarnos y mirar lo que vivió el pueblo bielorruso en 1943.
El responsable de ello es Elem Klimov, un director ruso con una filmografía breve pero de películas de gran éxito como Agoniya, aunque Ven y Mira sea probablemente la más recordada, llegando a conseguir el primer premio del Festival de Moscú en 1985.
La película surge como un encargo del gobierno soviético a Klimov para conmemorar el 40º aniversario de la Segunda Guerra Mundial. Klimov tenía claro qué quería decir con su película y decide adaptar un guion a partir del libro Soy de una aldea en llamas, con la ayuda del propio autor, Ales Adamovich. El libro narra la dura experiencia de Adamovich como combatiente en la Gran Guerra, lo que provocó que los censores soviéticos tardaran 7 años en dar luz verde al proyecto. El propio Klimov temía que el cruel realismo del filme provocara el rechazo del público, a lo que Adamovich le contestó: “¡Pues que no la vean! Esto es algo que debemos dejar como legado, como evidencia de la guerra y como un alegato en favor de la paz”.

El largometraje cuenta la historia de un muchacho, Flyora, que se une ilusionado al bando partisano bielorruso para proteger a su madre y sus hermanas de la amenaza nazi. Sin embargo, el joven Flyora va a vivir en sus propias carnes el miedo, el horror y la brutalidad que la guerra despierta en los hombres.
La intención antibelicista del filme pone a prueba al espectador mostrándole el lado más desgarrador de la guerra. Los gritos, las explosiones, los disparos, el fuego y las más de 600 aldeas quemadas junto con sus habitantes. Pero sobre todo las miradas. Lo ojos de los personajes buscan los nuestros para convertirnos en testigos de todo lo que ocurre en la pantalla. Esta es la clave de que la película tuviera tanto éxito en el momento de su estreno, llegando a ser calificada de “la película antibelicista más visceral e imposible de olvidar jamás realizada”.

En el papel protagonista encontramos a Aleksei Krávchenko, un actor no profesional que se vio sometido a una gran presión debido al realismo de la película. El propio director confesó: “Tuvimos que protegerlo de la tensión y de la dureza de algunas escenas para que no acabase en un manicomio después del rodaje. Por suerte, fue devuelto a su madre vivo y saludable, y con el tiempo se convirtió en un gran actor”.
La película, restaurada por Mosfilm, se reestrena en cines este viernes 7 de mayo de la mano de Filmin, aprovechando la celebración del Día de Europa y como homenaje a las víctimas que dejó la Segunda Guerra Mundial.