‘Una clase de cielo’, el nuevo documental de Lance Oppenheim en Filmin

Una clase de cielo es el nuevo documental de Lance Oppenheim que Filmin suma a su catálogo desde comienzos de junio y que promete un viaje reflexivo sobre la tercera edad, además de una experiencia visual arrolladora.

“Una vez entras, ya no tienes razones para salir de allí”. Este paraíso del que habla uno de sus vecinos, es The Villages, un complejo de vivienda y ocio, conocido como el Disneyland para la tercera edad y que Lance Oppenheim retrata en el documental Una clase de cielo (Some kind of heaven), disponible en Filmin. 

Muchos ancianos huyen de sus vidas aburridas e invierten sus ahorros en un hueco en The Villages. Piscinas, viudas ricas, orquestas, bolos, clubs de teatro y el ardiente sol de Florida en el cielo. ¿Quién no disfrutaría de una segunda juventud como esta? 

Una clase de cielo
Una clase de cielo
Una clase de cielo

“Lo queríamos crear…viejo. Queríamos traer a los baby boomers a un hogar con el que estaban familiarizados”, afirma el fundador de The Villages, Harold Schwartz. Oppenheim adopta esta filosofía y filma el documental en el antiguo formato televisivo 4:3 y con un colorido brillante, similar al Technicolor de las películas de directores como Douglas Sirk y Todd Haynes. El joven realizador, cuyas producciones han sido seleccionadas en varios festivales a nivel mundial como Sundance, Tribecca y Rotterdam, fue nombrado en 2019 uno de los 25 Nuevos Rostros del Cine Independiente. Con este documental, Oppenheim apuesta por la estética y crea composiciones visuales que perfectamente pueden pasar por cuadros.

“Lance tiene una visión muy particular del mundo, y tiene un ojo para la composición y el lenguaje visual muy potente”, afirma el director de Black Swan y Requiem for a dream, Darren Aronofsky, que se encarga de la producción del documental. 

Una clase de cielo
Una clase de cielo

Sin embargo, el objetivo de Una clase de cielo va más allá de celebrar los lujos del lugar. Oppenheim rompe el espejismo de color y alegría de The Villages y se sumerge de lleno en la vida de tres residentes del complejo y un intruso que a pesar de intentarlo no terminan de encontrar la felicidad allí. “Solo digo que para mí, no ha sido el tipo de fantasía que pensé que sería”, confiesa Barbara, una de las residentes protagonistas del documental.  

La soledad provocada por la soltería, la viudedad o los problemas en el matrimonio emerge de las profundidades y se convierte en el epicentro de la narrativa del largometraje. Esa felicidad que ansían los protagonistas y que buscan en el amor, las relaciones de pareja o la diversión, surge de la necesidad de escapar del miedo a sentirse solos. “¿Por qué querría oír hablar sobre muerte y destrucción? Prefiero escuchar a alguien diciendo que ayer hizo un hoyo en uno”. 

Una clase de cielo
Una clase de cielo