La estructura de esta vivienda, Hara House en Nakanoshima, responde a la situación cambiante a la que se enfrentan la mayor parte de pueblos japoneses situados en entornos rurales. Una nueva realidad que tiende a la construcción de estructuras totalmente aisladas en sí mismas, que rompen con la construcción tradicional y provocan a su vez una separación cada vez mayor entre los residentes. Situación que influye en las relaciones entre los habitantes, cuyo distanciamiento provoca que la sensación de comunidad se pierda. Así pues, cuando los nuevos habitantes del lugar encargaron al estudio Takeru Shoji la
construcción de una vivienda que se relacionara con el entorno, el equipo no dudó en crear una casa que incentivara las relaciones con los vecinos y a su vez rindiera homenaje a las estructuras tradicionales preexistentes en el entorno.
El resultado es una vivienda que se abre al exterior, que honra la tradición y crea conexiones con las construcciones vecinas así como su comunidad. Todo ello es posible gracias a los espacios abiertos albergados bajo su original cubierta, espacios que desdibujan los limites entre espacio público – privado y logran fomentar las charlas espontáneas entre vecinos al pasar. El proyecto y su ambición por crear conexiones no acaba aquí, ya que la estructura cuenta también con un gran espacio central pensado para poder albergar distintos eventos e incentivar actividades sociales. El arquitecto ve esta vivienda como una manera de revitalizar estas comunidades rurales que tradicionalmente han sido un cumulo de fuertes nexos entre sus habitantes. Con la esperanza de abrir así, nuevos horizontes en el entorno rural.
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