¿Quién mejor que el escritor Umberto Eco, un bibliófilo confeso, para celebrar el Día del Libro?
Cinco años después de su muerte, Lumen publica en castellano un compendio de obras inéditas de Umberto Eco bajo el nombre de La memoria vegetal. El libro toma su título de una conferencia que el autor de El nombre de la rosa dio en 1991 en la Biblioteca Nazionale Baridense de Milán. En ella, explicó a los asistentes la diferencia entre las tres memorias que el hombre utiliza para atesorar la cultura que lleva siglos creando. La memoria orgánica o animal, que surge cuando se establece una tradición oral en torno a la hoguera; la memoria mineral, grabada en piedra como en la arquitectura o tablillas de arcilla; y la memoria vegetal, encerrada en las páginas de un libro.
En esta antología, a través de varios textos escritos entre finales de los 80 y los primeros años de nuestro siglo, el escritor italiano demuestra su amor por los libros que él mismo coleccionaba en la biblioteca de su piso, llegando a reunir más de 30.000 ejemplares.
El compendio de textos, entre los que encontramos conferencias, pequeños relatos y ensayos, Umberto Eco propone al lector un ejercicio de reflexión. ¿Por qué hay gente que encuentra placer coleccionando libros? ¿Existen los bibliófilos? ¿Y entonces, qué son los bibliómanos y bibliocleptómanos? ¿Por qué destruir libros es una de las mayores aberraciones que el ser humano puede cometer? ¿Tiene futuro la bibliofilia en un mundo digital?
Para Umberto Eco, la vida de un libro va mucho más allá de su primera lectura. “Tirar un libro después de haberlo leído es como no desear volver a ver a una persona con la que acabamos de mantener una relación sexual. Si eso sucede, se trataba de una exigencia física, no de amor”, dice el autor.
Tras una carrera dedicada a la docencia y la escritura, con obras como Apocalípticos e integrados, Tratado de semiótica general o La estructura ausente, el escritor italiano rinde homenaje a todos aquellos que dedican sus vidas a la conservación de los libros. Y lo hace a través de un recorrido por los albores de la cultura y los esfuerzos de muchos por mantener viva la memoria vegetal; memoria a la que Eco aporta su granito de arena con este libro.