Teresa Abaitua en el alambre

Desde su taller de Madrid, la alambista Teresa Abaitua crea figuras etéreas con un material tan duro como dúctil.

Teresa Abaitua

Teresa Abaitua es alambrista, o eso le gustaría responder cuando le preguntan que a qué se dedica. Ella mejor dice que hace cosas a mano, “cosas con alambre y guirnaldas,” en su taller a las afueras de Madrid. Últimamente la podrás encontrar allí, entre alambres, flores de telas y cuentas de cristal, dedicada a crear sus nuevas lámparas, con rocknroll sonando todo trapo y su habitual taza de té hirviendo en la mano.

Con cuatro hijos, cinco gatos y un jardín, en ocasiones, Teresa lucha a contrarreloj para realizar a tiempo los pedidos de su empresa de decoración. “Cuando digo que lo hago, lo hago, aunque me quede sin comer y sin dormir durante días”, explica la artista, cuya práctica ha evolucionado desde su primer diseño– una jaula con un columpio dentro y sobre él una princesita estilo Maria Antonieta hecha de alambre, lana cardada, tela y tul – pasando por las messy garlands, hasta las lámparas de colores, hechas de un alambre más grueso que requiere emplear la soldadura para doblar el material.

A pesar de este nuevo método, Teresa suele empeñarse en emplear la técnica del atado sin soldadura. Un trabajo lento y minucioso que le ha llevado alguna vez a dañarse las articulaciones de las manos, esas que de siempre han estado descubriendo telas, fibras naturales, porcelana, cristal, abalorios…  Aunque estudió Publicidad y Relaciones Públicas y tiempo después Educación Infantil, no logró apasionarse por ninguno de los dos campos. Ella “solo pensaba en salir y enredarme entre pinturas, herramientas, telas, cachivaches”.

La alcanzó, la ilusión que mantiene desde aquellos veranos por el sur de Francia con su padre, donde descubrió a las creadoras de alambre más virtuosas del mundo. A día de hoy, ha hecho de su método el suyo propio, que le permite figuras crear ligeras figuras con un material tan duro como dúctil.

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¿Cuál fue la primera forma de alambre que hiciste?

La primera fue una jaula con un columpio dentro y sobre él una princesita estilo Maria Antonieta hecha de alambre, lana cardada, tela y tul.

¿Qué te proporciona este material que no te dan otros?

Trabajar con alambre es como dibujar en el aire en tres dimensiones. Las piezas hechas con alambre son ligeras, etéreas y tienen ese aire antiguo y decadente que tanto me gusta. Es un material duro y rústico pero dúctil y delicado a la vez. Lo adoro.

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¿Has podido recibir formación en esta técnica o eres autodidacta?

Hice un taller de día y medio en 2011 pero realmente he aprendido a base de trabajar, de hacer, de practicar, practicar y practicar. También de observar el trabajo de otros.

En 2012 te lanzaste bajo el nombre de Sur le Fil ¿Por qué ha cambiado?

Sur le Fil significa “en el alambre” en francés. Me gustaba mucho pero no había manera de que la gente lo recordara. Me lo decían continuamente, que era imposible de repetir. A no ser que supieran francés no entendían lo que quería decir tampoco así que no tenía mucho sentido tampoco. Lo había elegido porque de Francia vienen las creadoras de alambre más maravillosas del mundo, por mis veranos allí de pequeña, por mi padre, porque adoro ese país y lo mucho que me ha inspirado toda mi vida.

¿Siempre has empleado la técnica del atado sin soldadura?

Siempre, me parece que gran parte del encanto de estos trabajos de alambre es estar hechos de manera totalmente artesana. Pero estoy pensando empezar también con la soldadura para poder hacer piezas con un alambre mas grueso que no se puede doblar manualmente. Algunas veces un poco loca lo he hecho, pero me destrozo las articulaciones de las manos así que mejor cortar y soldar.

¿Cuándo decidiste empezar con las guirnaldas?

Ya estaba con el alambre y solo hacía guirnaldas para mí, para las fiestas de mis hijos, cuando Aintzane Pretz, que hacía y vendía banderolas y otros trabajos en tela preciosos, me propuso juntarnos para hacer guirnaldas para venta y alquiler en eventos. Creamos Under the Tree y estuvimos un tiempo juntas hasta que ella se enfrascó en un proyecto diferente. 

Continué con Under the Tree porque me gustaba muchísimo y por ese nexo de unión que veía con Sur le Fil de estar en la cuerda floja, en el alambre, bailando en el aire. Un tiempo después uní las dos marcas bajo el nombre Teresa Abaitua. A partir de ahí surgieron las messy garlands.

¿Cómo las definirías?

Las guirnaldas más vivas y alocadas que tengo. En la mano no parecen gran cosa pero colgadas son una juerga y hasta parecen más grandes. A mí me recuerdan a las marionetas de hilos que cuando las levantas parecen cobrar vida. Suspendidas en el aire tienen un movimiento que lo llena todo de alegría.

Se llaman así porque se hicieron especialmente para la fotógrafa Lucía Marcano y su Messy Tree Studio. 

Como además «messy» significa desordenado en inglés y estas guirnaldas son totalmente irregulares, no llevan un patrón fijo, ni un tamaño de picos determinado y no hay dos iguales, era el nombre perfecto para ellas.

Imagino que una de tus colaboraciones más sonadas fue el videoclip de Alejandro Sanz en junio de 2015.

Alejandro Sanz quería para una de las secuencias de su videoclip “A que no me dejas” unas hileras de alambre empañado que con la luz proyectaran una sombra en al que pudieran leer unas frases.

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Buscando quién pudiera hacerlo, Amelia Rocafort, que era la directora de arte del proyecto, pensó en mí. Yo no había hecho algo así antes y fue todo un reto. Con el tiempo justo, y sin poder practicar antes, lo tuve que hacer por primera vez allí directamente sobre la pared del set de rodaje con lo eso supone, trabajando a contrarreloj y sin margen de error. 

¿Y el encargo más curioso? ¡Pues yo creo que justo este!

¿Alguna vez un encargo te ha supuesto tal reto que no lo has podido terminar?

Nunca. Cuando digo que lo hago, lo hago aunque me quede sin comer y sin dormir durante días. Soy muy exigente y muy perfeccionista en mi trabajo. Con la experiencia he aprendido y cada vez me pasa menos pero sí es verdad que con algunos encargos he sufrido como una condenada y he pensado que no iba a poder hacerlo, por tiempo o porque se complicaban el diseño o la ejecución. Pero al final entre el sentido del deber y el compromiso, que te hacen sacar fuerzas de donde no las tienes, y el apoyo y el ánimo de la gente implicada, remontas. Lloras un poco, te repites una y otra vez eso de “venga, Teresa, que tú puedes” y lo acabas. Al final es una satisfacción enorme y al menos hasta la fecha el resultado ha sido siempre un éxito, el cliente ha quedado encantado y yo más.

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¿Estás preparando algún nuevo proyecto?

Estoy con una serie de lámparas de alambre, flores de tela y cuentas de cristal que me tiene entusiasmada. Son lámparas ligeras y delicadas llenas de color. Soy una apasionada de la naturaleza y las flores y poder incorporarlas a mis diseños es algo que tenía que llegar tarde o temprano. Irán saliendo poco a poco a la venta. Algunas como piezas únicas y otras como parte de una serie limitada. Mi trabajo al ser todo artesanal, hecho a mano y muy elaborado, lleva mucho tiempo así que mi nivel de producción es limitado. Pero eso hace que cada pieza sea aún más especial. ¿A que sí?