Sisi y yo: una aproximación diferente a la figura de la controvertida emperatriz

Sisi
"SISI UND ICH"©2021 Walker+Worm Film; Bernd Spauke

En la última mitad de su vida, Sisi se esconde en una comuna aristocrática sólo para mujeres en Grecia, donde vivir en absoluta libertad, alejada de la estricta etiqueta de la corte de Austria-Hungría.Sin las obligaciones que suponen sus hijos y su marido, el emperador Francisco José, lo único importante es que nadie se aburra nunca y que sea la propia emperatriz quien decida las reglas del juego.

Por eso, manda traer a una nueva dama para su entretenimiento, la condesa Irma, interpretada por la carismática Sandra Hüller («Anatomía de una caída» y «La zona de interés»). Cautivada por las ideas modernas de la emperatriz, Irma se convertirá en su fiel amiga y principal apoyo frente a los asfixiantes requerimientos de la nobleza.

La directora, Frauke Finsterwalder, que se dio a conocer en 2013 con Finsterworld, traza en “Sisi y yo” una reflexión sobre la causalidad de la amistad, la asimetría de las relaciones y el cálculo milimétrico de las conductas que las mantienen. Como explica, “una es la mujer más poderosa de su tiempo y la otra su dama de compañía”, lo que generará una cercanía beneficiosa para ambas pero que “ha de desembocar inevitablemente en tragedia”, añade.

Finsterwalder buscaba alejarse de las figuras arquetípicas que representan a las mujeres del siglo XIX. Y más como sucede con la imagen de Sisi, recordada, en muchas ocasiones, como una persona con trastornos mentales cuyo día a día giraba en torno a la delgadez. Para su directora, quedarse solo en eso sería “una visión aburrida y masculina”. En su película, “Sisi es atractiva, pero también manipuladora, despiadada y muy ingeniosa. A veces es terrible, y a menudo me resulta divertida y simpática.”

Lo mismo sucede con el vestuario, diseñado por Tanja Hausner de una forma ajena al realismo histórico más estricto. Frente a la ostentosa e incómoda moda victoriana, los vestidos cuentan la historia de una mujer moderna, rompedora y adelantada a su tiempo. “Nada de corsés: pantalones. Vestidos con los que te puedas mover, estar inquieta o sentarte sin problemas. En los que se puede montar y deambular sin preocupaciones, y que están más orientados hacia los años sesenta y setenta del siglo pasado”, describe Finsterwalder.