Psophía presenta su nueva colección de verano. En ella encontramos prendas con identidad propia, en las que los estampados coloristas se mezclan con los clásicos. Una nueva colección que plasma a la perfección la identidad de la marca: diseños con calidad y exclusivos que se alejan del consumismo que rodea hoy en día a la moda.
Tenemos que remontarnos a 2016 para conocer el origen de Psophía. Su fundadora y directora creativa, Paloma Vázquez de Castro, decide crear una marca propia de pret-a-porter para mujer. Con casi veinte años de experiencia en el sector, y rodeada de un equipo altamente cualificado que cuenta también con muchas vivencias compartidas en la industria de la moda, el proyecto comienza a tomar forma uniendo la parte soñadora con la realista.
Crecer, pero con prudencia. Enmarcado en un mundo en el que prima la inmediatez, la marca apuesta por un crecimiento pausado, asentado, con el propósito de buscar su propia impronta. Su apuesta por la calidad tiñe todas las etapas del proceso, empleando ese valor para generar confianza en todos sus públicos, incluidos sus colaboradores. Trabajar solo con los mejores, ahí está la clave. Lo podemos comprobar con sus showrooms en Madrid (Acon100cia) y Estados Unidos (The Glove).
Abrir sus propias tiendas es un sueño posible, pero pensando en un futuro más cercano, Psophía apuesta por las pop ups. Lo importante, al fin y al cabo, es que, esté donde esté, la posible destinataria sienta la historia de dedicación detrás de cada artículo. Artículos que cuentan historias gracias a su elaboración hecha con oficio y mimo, alejándose de la producción masiva que se da en otras marcas de la industria de la moda. Al fin y al cabo, una de sus prioridades es proteger al cliente de la vorágine del consumismo actual.
Por encima de todo prima la esencia de un diseño, lo que permite que Psophía ofrezca calidad, exclusividad y sofisticación, sin perder nunca de vista la coherencia y el sentido de la marca. Características que, no por darse en los productos, los conviertan en piezas de lujo inasequible. Todo lo contrario. Psophía acerca la marca a una amplia franja de clientas con distintos niveles de ingresos. Y siempre con un punto en común: el hartazgo de la moda de usar y tirar, calidad por encima de cantidad.
Una marca dirigida a las mujeres corrientes, las que luchan y trabajan día a día. Mujeres que también son la inspiración para Paloma a la hora de diseñar las diferentes piezas, mujeres con cara, cuerpo, nombre y apellidos, musas de andar por casa. Son diseños creados para ser una segunda piel de las clientas, que transmitan la mentalidad y las experiencias femeninas, incluyendo toques de elegancia y sofisticación.
La identidad propia de cada prenda impregna también las piezas de la nueva colección de verano. Unos de los protagonistas son los estampados coloristas, que combinan a la perfección con los diseños más clásicos. La belleza de la mezcla entre el orden y el desorden. Los estampados disponibles van desde los lunares, pasando por los de motivos florales, hasta los estampados hawaianos, todos ellos sobre diferentes prendas en las que se juega con los tamaños para dotarles, si es posible, de más personalidad. Una oferta llena de armonía que constituye el alma de las colecciones de la firma.
En cuanto a los tejidos, Psophía ha optado por plasmar el color sobre algodón, pópelin y sedas. Para aportar relieve y profundidad, qué mejor que emplear guipur y tul, creando volumen que permite observar la grandeza de la combinación de los tejidos. Y, para rematar, los volantes, lazos, flecos, cinturones y pliegues acompañan las camisas, túnicas, pantalones y vestidos como adorno perfecto. Una colección que consigue su propósito, vestir a la mujer actual con elegancia y exclusividad, pero sin dejar de lado la calidad ni la producción responsable.