La sombrerería clásica está de vuelta

sombrerería clásica
Ana realiza turbantes, drapeados sobre estructuras de algodón o fieltro de lana merina.

Ana Lamata es más que una marca de sombreros artesanales, es una filosofía de vida. El proceso de fabricación puede durar semanas, ya que los sombreros están hechos a medida. Ninguna cabeza es igual a otra, por eso requiere horas de trabajo y artesanía experta. Es necesario conocer los materiales que se utilizan y un sentido de la proporción y el equilibrio. 

La sombrerería clásica está de vuelta, se trata de recuperar las buenas costumbres artesanales que poco a poco hemos ido perdiendo. Para así, darle el valor que se merece. El placer de usar una pieza tan sensible atrae a clientes que valoran las cosas bien hechas. Son sombreros que aunque parezcan delicados por su forma de fabricación, son objetos que pueden heredar varias generaciones. Para eso es necesario que el material que se utiliza sea de calidad. 

Cada sombrero habla del patrimonio cultural y de su procedencia. De la artesanía que se ha utilizado para su fabricación y de los materiales cuidadosamente conseguidos. 

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Cada sombrero se hace sobre una horma de madera. Ana va nutriendo poco a poco su particular colección de hormas de sombrero.

Sobre Ana Lamata 

Ana ya era coleccionista antes de empezar con el negocio de los sombreros. Aprendió todo lo que sabe en Londres.

Durante su doctorado en Historia del Arte Contemporáneo, reflexionó sobre la elocuencia de la ropa a través de la historia de la pintura; sobre lo ligada que está la historia de los textiles y los pigmentos con el arte y la cultura en general.

Ana aprendió el arte de la fabricación de sombreros con su mentora, sombrerera de la Reina Madre de Inglaterra, Queen Elizabeth, Rose Cory. Con ella, Ana aprendió desde la fabricación de sus propios bloques de sombreros hasta los detalles más insignificantes, que son los que marcan la diferencia. 

Los materiales

Los materiales son tan importantes como el método de fabricación. Hay que dejar claro que estas piezas de artesanía no son iguales unas a otras. 

Para que estos sombreros sean de la mejor calidad, hay que empezar por emplear materiales primarios. Ana Lamata utiliza sólo textiles de fibras naturales (seda, algodón, lana), paja (a menudo antigua, tejida a mano), fieltro (de pelo de castor, liebre o lana merina) y cuero (de ganado criado en Europa). Todo materiales “con denominación de origen”. 

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Ana cuenta con herramientas de más de un siglo de antigüedad como este “conformateur”, para sacar la silueta de cada cabeza y poder hacer sombreros realmente a medida.

Para la elaboración de estas piezas es fundamental la procedencia de los materiales. Desde fieltro, pasando por paja, lana y cuero. 

La paja empleada es fundamentalmente antigua, tejida a mano hace décadas siguiendo tradiciones hoy desgraciadamente desaparecidas casi por completo. Entre ellas está la paja de trigo florentino trenzado, parabuntal de palma filipina y la paja toquilla ecuatoriana.

El proceso de este material comienza con la cosecha de los tallos de la palmera, después se peinan y a continuación se seleccionan las fibras con unas características muy concretas que permitan el trenzado a mano sin romperse. Se hierven las fibras y se secan.
A continuación se pasa al proceso de tejido, este puede durar semanas o meses de trabajo, ya que es una labor de precisión.
Con este material se recuperan las antiguas formas de tejer, que elevan a estos productos a una calidad superior debido a su cuidado proceso de fabricación. 

La cuenta es el número de filas que tiene un sombrero de paja. Entre 500 y 900 filas, el sombrero es excepcional, pero si además supera los 1000 es un tesoro difícil de encontrar. 

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Sombreros en fieltro de pelo de castor, con forro en seda y cinta interior de cuero. Piezas únicas, de la mayor calidad, y dignas de ser heredadas.
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Sombreros de paja tejida a mano hace décadas. En este caso, con el detalle lateral en organza de seda.

El fieltro está compuesto de una fibras que necesitan del calor, la humedad y la presión para su unión. Estas fibras se soplan sobre una forma de cono, después se presionan y se tratan con calor y agua hasta que son capaces de ser manejadas. Por último se tiñen, se bloquean y se lijan según la forma que se le quiera dar. 

Ana Lamata entiende la importancia de los materiales y utiliza el fieltro de castor y visón que aporta calidad a estos complementos. Como están bloqueados a mano solo con vapor, mantienen la forma y se recuperan fácilmente si este la pierde en algún momento. 

Los textiles comprenden la lana, el algodón y la seda, principalmente. Para saber si es un tejido de calidad se comprueba su procedencia y fabricación. Es indispensable comprar a pequeños productores y empresas cuya fabricación es rastreable y que compra sus materias primas en los lugares donde se producen. 

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Cada sombrero se elabora completamente a mano. Desde el hormado, hasta los forros de seda y los detalles de acabado de cada pieza.

Filosofía de Ana Lamata 

Los sombreros se hacen con conocimiento de que son objetos excepcionales y que no solo van a cambiar la apariencia de una persona, si no la forma con la que se percibe el mundo a través de ese sombrero. 

Estas piezas son herramientas excepcionales, ya que no solo te protege de las condiciones climáticas desfavorables, si no que cambian la visión de ver el mundo. 

Estos complementos están hechos a medida para las dimensiones de cada uno de los usuarios, lo que significa que encajan a la perfección en la cabeza.