Moda slowfashion. Entrevista a Victoria Prada
Crear una firma de moda en el siglo XXI requiere pensar en aspectos que antes no se valoraban y así ganarse el derecho a hacer realmente slowfashion. No se trata solo de reciclar o emplear algún material orgánico, la producción debe ser de ciclo cerrado y se tiene que apostar por un comercio justo, que ayude a las comunidades locales.
Después de un viaje por Centroamérica, entre mercados locales, la diseñadora Victoria Prada se replanteó seriamente el aprovechamiento de los recursos del planeta y cómo podía combinarlo con su gusto por la moda y la artesanía. Así surgió su firma homónima en 2019.
Victoria Prada es una marca que apunta hacia la autenticidad y la riqueza de las diferentes culturas. Por eso, trabaja con artesanos de Colombia y Perú, que realizan prendas con materiales únicamente naturales, biodegradables y ecológica. Se trata de combinar los diferentes objetos que le llaman la atención y trasformarlos en su propio concepto de moda.
Para la ultima colección, Invierno 2020, han tenido que adaptarse sin perder su sello de identidad, la artesanía. En este caso tanto los artesanos locales como los materiales son de su país natal: diseños completamente Made in Spain con cien por cien de Lana Merino.
De cara a verano, sacarán una colección con telas de algodón orgánico creada en España también y sus productos se pueden comprar desde hace poco en la plataforma de Es fascinante, el primer market place de moda lenta española, que promueve el talento y el slow fashion español.
¿Qué ocurre en 2019 para que finalmente se ponga la firma en marcha?
Antes incluso de terminar la carrera, comencé a valorar la idea de montar algo por mí misma ya que me encantaba la idea de combinar mi creatividad con mis aptitudes empresariales. Fue por aquel entonces, en un viaje que hice a las playas del Caribe, cuando comprendí que lo que más me atraía era la artesanía, los procesos hechos a mano, todo ese saber hacer único.
No soy capaz de describir lo que siento cuando me pierdo por los mercados locales de los lugares que visito, ya desde aquel momento me inspiraron tremendamente, generando en mí la decisión firme de combinar mi pasión por la artesanía con mi interés por la moda y el diseño.
Asimismo, la idea de no querer generar más problemáticas medioambientales o sociales en el mundo con mi proyecto personal me hizo saber en qué dirección encaminar mi marca, tratando de aplicar la sostenibilidad en todos sus puntos. De manera que al volver a Madrid tras esos tres años en Italia, y varios viajes de por medio, vi que era el momento perfecto para empezar este proyecto.
¿Podrías contarme algo acerca de tu trayectoria, antes de fundar la empresa?
Ya desde pequeña me fascinaban las revistas de moda, el mundo textil en general, de forma que al terminar el bachillerato fui un año a trabajar a Londres en una tienda de ropa, y fue allí donde decidí que quería estudiar moda.
Cursé mis estudios de tres años en Fashion Styling en el Instituto Marangoni, en Milan, y durante los veranos trabajaba en la revista Telva, participando en diferentes producciones de mano de varias productoras.
Has viajado al Sur de América, ¿cómo es la situación creativa allí?
Así es, he estado en diferentes países de Latinoamérica, y he producido en Perú y Colombia. La idea cara a las próximas colecciones era producir en México, pero debido a la situación global derivada del COVID-19 tuvimos que cambiar los planes.
En cuanto al panorama creativo en los lugares de Latinoamérica que he visitado, solo puedo decir que la artesanía está por todos lados, que se trata de una riqueza cultural inconmensurable que se pasa de generación en generación, es cultura viva de cada país.
Las tendencias son distintas a las que estamos acostumbrados en nuestros contextos socioculturales, pero tengo la sensación de que poco a poco se están adaptando las unas a las otras, encontrando maneras éticas y sanas de coexistir.
¿Quién más se encuentra detrás de la firma?
Detrás de Victoria Prada Collection se encuentra Jaime Remírez de Ganuza, que es la persona que me ayuda con todas las cuestiones relativas a lo creativo y que me aconseja con cada paso que doy.
Asimismo están las chicas de ES Fascinante, que complementan mi marca de muchísimas maneras como por ejemplo desarrollando diseños exclusivos para ellas que venden en su plataforma multimarca de moda lenta española.
Por supuesto, mi familia y mis amigos que me apoyan diariamente, y un conjunto de creativos siempre cambiante como fotógrafos, modelos y demás colaboradores que ponen de su parte para contribuir al networking creativo y artístico que termina conformando lo que es VPC.
¿Has conocido alguna técnica a lo largo de los años que hayas añadido a tu trabajo?
En realidad puedo decir que este es un trabajo del que no paro de aprender. Todos los días aprendo algo nuevo que aplico en mi proyecto, ya sea proveniente del mundo financiero, del ámbito artístico, del entorno del diseño o incluso de las redes sociales.
A grandes rasgos, ¿qué opinas del fast fashion? ¿Qué crees que puede hacer cada persona, a pequeña escala, para mejorar la situación?
El fast fashion es, sin duda, una industria de una magnitud inmensa, en parte debido a las grandes empresas que encabezan dicho mercado, quienes hacen realmente difícil la lucha por cambiar la mentalidad y los hábitos de consumo del público general.
Sin embargo, creo que a pequeña escala son los nuevos diseñadores y emprendedores quienes tienen en su poder la decisión y la responsabilidad de aplicar conceptos como el slow fashion, la economía circular y la sostenibilidad a la hora de crear sus empresas con el fin de mejorar la situación del mercado y del planeta.
Como consumidores, todos tenemos una gran responsabilidad individual de plantearnos qué, cuándo, cuánto y cómo compramos, pero creo firmemente que las marcas somos quienes tenemos un gran trabajo por delante a la hora de comunicar y lanzar mensajes para generar un cambio y conseguir que se pase de comprar cantidad por bajos precios a adquirir prendas más exclusivas y duraderas.
¿Crees que hay mayor implicación femenina en el slow fashion? ¿Y en la moda en general?
La realidad es que en la moda en general, el principal mercado al que va dirigido la mayor cantidad de producción, marketing y venta es el mercado dirigido a la mujer.
Obviamente esto no es sino un mero reflejo de la manera en que está estructurada la sociedad, teniendo las mujeres una mayor presión a la hora de cuidar su estética y su imagen, en respuesta a todos los constructos sociales y opresiones dirigidas hacia la mujer.
En cuanto a slow fashion, hay una gran implicación femenina ya que somos las mujeres quienes compramos de manera más compulsiva a diferencia de los hombres que por lo general compran con una visión más práctica en mente, pero poco a poco nos vamos dando cuenta de esto y somos más y más las que nos acercamos al slow fashion.
¿Has participado de forma activa en algún movimiento feminista?
No en un movimiento feminista como tal, pero sí he trabajado con muchas mujeres artesanas con quienes he establecido verdaderos vínculos de cuidado, respeto, admiración y aprendizaje mutuo, tal y como comenté en una entrevista que me hicieron recientemente acerca de esta cuestión.
