Diecisiete años después del estreno en 2004 de León y Olvido, llega ahora a los cines, Olvido y León.
El escritor y director Xavier Bermúdez, vuelve a reunir a Marta Larralde y Guillem Jiménez, que interpretan a los hermanos mellizos Olvido y León. Dos hermanos que se quedaron huérfanos muy jóvenes y que han tenido que cuidarse entre sí para seguir adelante, León marcado por el Síndrome de Down y Olvido, intentando seguir adelante con todo el peso que en ella recae, sin mucho éxito.
¿Cómo ha sido el encuentro con el mismo personaje más de 15 años después?
Lo afronté como un personaje nuevo. Me dije a mi misma, si tú has cambiado y eres otra persona, también el personaje habrá cambiado. Confié en lo que ya estaba en mi y lo que ya había vivido con Olvido.
Fue un poco shock cuando leí el guion, porque me encontré a una Olvido enferma, depresiva, haciéndose daño a si misma, con intentos de suicidio… y fue muy doloroso encontrármela así.
¿Cómo te enfrentas a un personaje como Olvido sin sentirte incómoda con su forma de actuar, a veces tan agresiva?
Cuando conocí a Guillem, no sabía muy bien como actuar, porque nunca había tratado con personas con Síndrome de Down, pero luego te das cuenta de que es una persona como cualquier otra.
Cuando Guillem me conoció, ese mismo día, ya me había dicho que me quería, y a mi eso me parece maravilloso. ¿Quién hace eso hoy en día? Nadie, porque estamos llenos de miedos y de prejuicios. El era una persona transparente, genuina y que te decía las cosas tal y como las sentía.
Desde un principio, tuvimos mucha conexión. Fuimos hermanos desde que nos vimos y jugamos a serlo en el rodaje y fuera del él. Yo siempre he hablado de él como mi hermano cinematográfico. Entonces durante la película lo traté como trataría a un hermano, y cuando una persona cercana a ti hace algo mal, te enfadas con esa persona.
Cada uno canaliza sus vivencias como buenamente puede y con las herramientas que tenga en ese momento.
Si es verdad que Olvido puede llegar a ser muy agresiva, pero es por la circunstancia que le ha tocado vivir. Yo no la quiero juzgar, porque es algo que no me gusta hacer con los personajes, y con Olvido menos. He tratado de entenderla y comprender de dónde le viene esa agresividad, que al final, creo que como en toda persona, viene del miedo a lo desconocido, de la frustración, de la soledad y de la tristeza. Al final, ellos se quedaron huérfanos muy pequeños, y ahí hay mucho dolor, mucho abandono y mucha soledad.
Mi preocupación con Olvido y León era, que también me paso en la primera, que se entendiera el personaje, que la gente cuando lo viera, no la juzgara. La verdad, que estoy contenta, porque tanto en esta segunda, como con la primera, asociaciones o familiares con personas con discapacidad, me han dicho que entendían completamente a Olvido y que se habían sentido identificadas con ella.
Eso es lo mejor que se nos puede decir en nuestro trabajo; que alguien lo entienda y que la gente se sienta menos sola cuándo haya visto la peli. Para mí eso ya es un regalo.
Durante la Olvido y León parece, que más que tu personaje cuidar de León, él te cuida a tí, como dejando claro que las personas con Síndrome de Down son totalmente capaces. ¿Crees que es un mensaje que aún tiene que calar más en la sociedad?
Creo que necesitamos saber más y juzgar menos a estas personas. Evidentemente hay un obstáculo, pero que no tiene que ser un impedimento para conseguir cosas en la vida.
Al final todos somos seres humanos y tenemos nuestras necesidades, al igual que ellos.
¿Qué has aprendido con este personaje?
He aprendido a no juzgar a la gente, y es algo que aprendo con todos los personajes, no sólo con Olvido. A no juzgar y a ponerse en la piel de las personas para entenderlo.
En este caso, con Olvido, indague mucho sobre la depresión, el suicidio, sus causas, los porqués… y fue algo que me impactó bastante.
Con el personaje intenté aportar la idea de que hay salida y que con ayuda te puedes curar, que hay luz al final de esta oscuridad.
Sin entrar en spoilers, ¿crees que a Olvido y León les va a ir mejor de lo que les ha ido hasta ahora?
Cada uno que piense lo que quiera, pero o creo que si. A Olvido le irá mejor, y en consecuencia a León.
A León con tal de estar al lado de su hermana ya es feliz, pero ella si tiene más problemas. Aún así, yo confío en que buscará ayuda y que las cosas le irán mejor, o eso quiero pensar.
A las mujeres siempre se nos ha asociado a los cuidados, cayendo sobre nosotras los mismos, cosa que nos ha llevado a vivir con mucha presión. ¿Crees que es una de las razones por las que a Olvido “le pesa tanto la vida”, porque siente esa imposición del cuidado?
Quizá si. Cuando se quedan a los veinte años huérfanos y solos, tienen que cuidar el uno del otro y el otro del uno. Además, en muchos casos, las ayudas sociales son pocas, no llegan o están durante un periodo de tiempo determinado… es una situación muy difícil y complicada.
Olvido y León pone en evidencia la gran importancia de la salud mental, y ahora durante la pandemia, se ha hecho aún más indiscutible. ¿Crees que se debe luchar por que esa salud mental sea algo público, que lo cubra la Seguridad Social?
Por su puesto que sí. Hay mucho estigma con la salud mental, mucho desconocimiento. La gente no sabe lo que implica la depresión y dice “vámonos a tomar algo, venga anímate, diviértete…” y no es eso. No se trata de animar a nadie, es algo mucho más profundo, es una enfermedad.
Me encantaría que hubiera más ayudas, porque no todo el mundo se puede permitir la ayuda de un profesional que cuesta ochenta euros la hora, y afortunados aquellos que pueden, pero ¿qué pasa con los que no pueden? En un país ahora mismo, con esta situación en la que estamos, que se lucha tanto por la vida, también hay que luchar por la calidad de vida, y por aquellas personas que se intentar se la intentan quitar.
Además, cada vez hay más casos, y hay mucho tabú con este tema, pero la cantidad de muertes al año que hay por suicidio es espeluznante.
¿Por qué hay que ver Olvido y León?
Primero, porque hay que ir al cine. El cine es un lugar seguro. El protocolo que están siguiendo es fantástico, hay separación, todo el mundo con mascarilla y en silencio, por lo que no se emiten aerosoles… Hay que ir al cine y apoyarnos entre nosotros, los ciudadanos, tirar unos de otros, porque los políticos, aunque hacen lo que pueden, también pierden mucho el tiempo insultándose los unos a los otros.
Y segundo, porque es una película muy bonita. Vas entrando poco a poco en ella y te va contando la vida de Olvido y León. Además, el director, Xavier Bermúdez, ha hecho una película muy inteligente, que no te dice lo que tienes que pensar, ni sentir.