Marielle Robichaud, la artista total
Tomar decisiones forma parte de la vida, escoger entre distintos caminos y aEl espíritu creativo de Marielle Robichaud nunca ha tenido límites. Nacida en Québec (Canadá), en 1963, lleva desplegando su imaginación desde que era solo una niña: baile, pintura, esmaltes, alfarería, costura, guitarra e incluso patinaje artístico.
Ya en su juventud obtuvo una beca con Art Instruction Schools en Minneapolis y además se graduó en diseño de moda en Lasalle College (Montréal). En 1990, abrió su taller, donde crea ropa y vestuario escénico. No obstante, su gusto por la pintura no la dejó “escapar” y volvió a ella pocos años después. Desde entonces, sus cuadros ya se han mostrado en diversas exposiciones colectivas e individuales y algunos forman parte de colecciones privadas en Canadá, Estados Unidos y Francia.
Su pasión por la horticultura influye mucho en su trabajo, siendo siempre su fuente de inspiración la naturaleza. No obstante, no duda en vagar entre la figuración, la abstracción y los retratos. Marielle también pinta sobre porcelana una variedad de temas inspirados en las flores y desde hace más de 12 años, su vajilla pintada se vende en el Musée de la Gaspésie.
¿Por qué crees que te otorgaron una beca para las Escuelas de Instrucción de Arte, Minneapolis en 1981?
Fue otorgada como premio por un concurso de dibujo mensual internacional, publicado en la revista Seventeen en esos días. Tuve que dibujar un modelo (animal de estilo de dibujos animados) que se mostraría en el anuncio. Yo era una adolescente en ese momento y mi dibujo destacó. Entonces, con esta beca recibí clases de dibujo por correspondencia durante el año siguiente.
Diseñas también ropa desde tu graduación, ¿qué es lo que te atrae de la ropa? ¿en que se diferencia con tu creación pictórica?
Me encantaba dibujar retratos de estrellas y modelos de revistas en ese entonces, pero también estaba interesada en aprender a ampliar mis habilidades. El diseño de moda era un programa muy exigente y no quería dedicarme al arte comercial, así que decidí concentrarme en la moda.
Aprendí a coser gracias a mi madre a una edad muy temprana.A los 8 años ya hacía cosas que después podía usar. Me encantaba jugar con la tela y era muy creativa. Cuando tuve que elegir un campo de estudios cuando era adolescente, el diseño de moda era una opción normal para una carrera futura. Me sentí como una elección segura y que pertenecería allí.
¿Sigues trabajando con telas?
Sí, crear ropa es natural e instintivo para mí. Incluso 37 años después de graduarme, todavía disfruto mucho trabajando con tejidos, ofrecen tantas posibilidades. Tengo preferencia por los estampados, pero me encantan todos.
¿Qué es lo que te atrae de la costura?
Tengo buen ojo para visualizar cómo se comportará una pieza de tela cuando se transforme en una prenda, cómo cobrará vida un color en el escenario, cómo algunas combinaciones de texturas aportarán riqueza a una creación.
Me encanta ver a la gente vistiendo mis diseños. He visto bailarines con mis disfraces en el escenario durante más de 25 años y es muy gratificante. Los bailarines están increíbles con ellos y les ayuda a sacar lo mejor de sí mismos en la escena.
También remendando las prendas, para darles una segunda oportunidad, una segunda vida. Odio totalmente la idea de tirar una blusa que solo le falta un par de botones o jeans con algunos rastros de vida en ellos. ¡Soy una especie de maga a la hora de agrandar un abrigo o un vestido de gala, o transformar un par de jeans muy usados en algo bueno para otra ronda! Esos pequeños gestos por el planeta son motivo de orgullo.
¿Y has probado a combinar las dos?
A veces, uso telas e hilos sobrantes de la producción de vestuario como mi medio. He realizado una serie de pinturas que representan a los bailarines detrás del escenario, vistiendo mis disfraces, preparándose para el espectáculo
¿En qué dirías que se diferencia de tu creación pictórica?
Mi práctica de artes visuales y mi trabajo con la ropa son dos mundos muy distintos pero, inevitablemente, ambas actividades se influyen y se complementan.
Los “disfraces” se crean bajo mucha presión, ya que he vestido a más de 600 personas al año para un gran espectáculo. Ese trabajo también está lleno de limitaciones a medida que me ocupo de las cantidades, la disponibilidad de suministros, los presupuestos…. Así que lo convierte en un gran desafío y los resultados son satisfactorios en proporción.
¿Y cómo te sientes con la pintura?
Lo que me encanta de mi práctica de artes visuales es la libertad que me permite, ¡o la libertad que puedo permitirme!Es donde me dejo ser más yo y más libre.
Trabajo sola, en mi estudio, sin horario (casi). Siempre pruebo nuevas técnicas, nuevos medios, nuevos soportes. ¡Y Me inspiran tanto las tiendas de arte!
¿Planificas lo que pintas?
Rara vez hago pinturas por encargo y rara vez planeo con anticipación lo que voy a pintar. La mayor parte del tiempo improviso y pinto lo que viene de dentro, normalmente inspirado en mi querido jardín, mis visitas a jardines botánicos y paseos en la naturaleza.
También haces cerámica, ¿qué te impulsa a probar tantos medios?
Es el proceso de creación, trabajar con mis manos, crear algo nuevo a partir de materias primas. La pintura sobre porcelana entró en mi vida hace ya unos 13 años. Primero en azulejos, luego en platos ,porque me gustaba la idea de que mi arte también fuera «útil». Me encanta la transparencia y la consistencia de la pintura para porcelana.
Madera, papel, platos… ¿en qué plano te sientes más cómoda?
Prefiero trabajar con arílicos y medios mixtos en madera. Me encanta trabajar en grandes superficies. Me implico mucho físicamente cuando pinto: bailo al ritmo de la música, doy pinceladas enérgicas y fuerte, raspo la pintura con herramientas, añado todo tipo de marcas con rotuladores Posca, barras de aceite, ceras… Aunque a veces mi energía es más concentrada, con el detalle de un trabajo más pequeño
¿Tienes comportamientos de activismo femenino? ¿O incluso has estado en una demostración?
No soy una persona muy orientada políticamente pero caminé por el medio ambiente un par de veces.
Además, durante los últimos 9 años, participé en una exposición colectiva anual con «Artistes de cœur».
Este grupo organiza una exposición cada año para recaudar fondos para las mujeres víctimas de violencia. Se llama «De la couleur contre la douleur», que significa «color contra el dolor».
Estoy muy orgulloso de mi participación en ese evento que ha recaudado miles de dólares cada año para ayudar a mujeres y niños que atraviesan tiempos difíciles.
Otro proyecto en el que participé recientemente (iniciado por Pascale Annoual con el Centro de Salud Indígena de Tiohià: ke) invitó a personas a coser cuadrados para hacer colchas para los 7 niños de Joyce Echaquan.
Es una mujer indígena que falleció recientemente en un hospital luego de ser violentamente insultada y tratada sin respeto. Historia muy triste, 7 niños se fueron sin madre.
Es una pequeña contribución, pero espero que esos edredones traigan consuelo y calidez a sus corazones y les hagan saber que a la gente le importa.
