Desde el jueves 22 de octubre a las 11 horas se podrá transitar por las cinco décadas de trayectoria del artista Manolo Quejido. Una exposición organizada por el Museo Reina Sofía, que tendrá lugar en el Palacio de Velázquez del Retiro en Madrid.
A partir de 1964 su propuesta ha viajado desde la experimentación geométrica y la poesía concreta hasta la producción pictórica. El espectador podrá visualizar la evolución en el trabajo artístico de Quejido y entender el carácter crítico que lo caracteriza. Sus investigaciones sobre las posibilidades plásticas de la pintura han marcado su pincel de lucidez y rigor.
Distancia sin medida
El artista Sevillano ofrece una muestra antológica comisariada por Beatriz Velázquez y Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía. Distancia sin medida, incluye las obras que caminan a su paso por diferentes facetas que encuentran una manera de entender la pintura más allá del lienzo. Elemento que se ve representado en la obra que protagoniza la exposición, La Pintura define esa relación entre aquél que pinta y aquél que espera nacer en un espacio sin distancia para la creación.
El Palacio en el Retiro adquiere cualidad de lienzo extendido en el que la trayectoria de Quejido abarca todas las referencias de su prolífica narrativa plástica que denota la relación entre pensamiento y creación. Alrededor de 100 obras para razonar las infinitas posibilidades que ofrece la disciplina artística y que él supo aprovechar. A partir de los años 70, Quejido se da inicio en el expresionismo, el pop y la experimentación geométrica, vías de producción fundamentadas en las reducciones al blanco y negro. Prueba con el formato estándar de la cartulina en la que aplica estudios pictóricos en una suerte de encontrar una sobriedad formal en diversos estilos.
Los espectadores podrán acercarse a estos primeros encuentros y a sus trabajos de gabinete realizados en el Centro de Cálculo de la Universidad Complutense. En ese momento interpreta la secuencia de los movimientos transformados en figuraciones que le dan cabida en el grupo madrileño de los esquizos. También se podrán sumergir en las reflexiones que acompañaron la vida de Quejido, ¿dónde se encuentra expresado el pensamiento en la pintura? ¿Podría ser esta una representación de la idea o producirlo en la acción? ¿El concepto saldría a flote tras el momento de titular el cuadro o se manifiesta cuando se toma el pincel y comienza el trazo?
En su paso por los años ochenta, indaga las tradiciones y las vanguardias hasta conseguir una obra colorida que toma como recurso la paleta completa hasta una hexacromía que terminará siendo el alfabeto de su trabajo. Adopta una composición de gran formato para analizar cómo se adapta lo creado al espacio y compondrá distintas imágenes en esencia iguales, pero con distinción en su composición. A su vez, Quejido utiliza el lenguaje pictórico como crítica al consumo apabullante de la sociedad y los elementos mediáticos que la mueven.