Alberto Bustos es un ceramista español nacido en Valladolid.con una formación autodidacta, lleva trabajando la arcilla más de 25 años. Hoy es un profesional reconocido que ofrece workshops y conferencias en muchos países del mundo. Se define como un artista libre que se deja fluir y prioriza sus sentimientos a la hora de trabajar la técnica.
¿De qué forma definiste tu camino artístico?
Según me decían mis padres, fui un niño muy inquieto, inconformista. Como cualquier niño jugaba con los juguetes que me regalaban, pero me divertía mucho más transformando los embalajes que los contenían en “juguetes alternativos”. Creo que realmente lo que me hacía disfrutar era buscar y crear nuevas opciones más allá de lo establecido. En el mundo del arte, aunque de forma amateur, comencé pintando. No solo cuadros. Pintaba ropa, calzado, etc. Poco a poco, fui descubriendo que las dos dimensiones se me quedaban escasas. De hecho, algunos de mis últimos cuadros tenían algún que otro relieve más que apreciable.
Cuando tomé la decisión de trabajar el volumen, pensé que lo más “fácil” sería modelar arcilla. Abrir un paquete, tomar una porción y empezar a darle forma.

Después de más de 25 años trabajando con arcilla, sigo aprendiendo ya que sus técnicas y posibilidades son infinitas. También trabajé con otros materiales como madera, bronce, etc. Hoy puedo decir por mi experiencia que la arcilla es el material de modelado más complicado con el que he trabajado. Todo el proceso es muy laborioso y frágil. Finalmente es el horno a más de 1.000ºC el que decide el resultado final. Una vez finalizada la cocción, abrir la puerta es el momento más mágico.
¿Es la naturaleza tu principal fuente de inspiración?
Nací en Valladolid, una ciudad que, desde mi punto de vista y necesidades, carece de la naturaleza que siempre necesité para sentirme vivo. Recuerdo que todos los fines de semana buscaba la oportunidad de oxigenarme saliendo de la ciudad. A cualquier entorno natural, principalmente de montaña. Mucha gente piensa que mis esculturas reproducen elementos vegetales y no es cierto, en parte. Simplemente me atraen las infinitas fisonomías y colores.

El contacto con la naturaleza hace que ralentice mi caótica cabeza. En ella soy capaz de reordenar mis sentimientos. Cada pieza narra mis propias vivencias. Siempre muestro la falta de oxígeno y luz que sentí en mi ciudad. Creo que la degradación del medio natural que los humanos provocamos está directamente relacionada con nuestra propia degradación como especie. Normalmente en toda escultura hay esperanza.
A veces un solo filamento que logra adquirir color por acción de la luz, o que tras una lucha extenuante halla la salida de un entorno hostil … ¡Soy yo! Actualmente vivo en un pueblo cerca del mar y de la montaña en Cataluña. Un entorno donde puedo recargarme en cualquier momento sin necesidad de esperar al fin de semana.
¿Cómo definirías tu estilo?
Hay una frase que utilizo habitualmente en conferencias o workshops que imparto por todo el mundo que responde perfectamente a esta pregunta: “Libertad, mi técnica más depurada”. Desde mi punto de vista en la disciplina artística de la cerámica hay ciertos miedos que coartan la libertad de expresión artística.
Como comentaba anteriormente, la cerámica es muy compleja. Muy técnica. Esto hace que muchos de los ceramistas que me encuentro por el mundo se enfrenten a ella con temores y excesivo respeto hacia las técnicas. Al no fluir de manera natural, sus trabajos quizás no muestren lo más importante, sus propios sentimientos. Esto inevitablemente va en detrimento de su estilo personal.

Yo siempre me sentí libre ya que mi formación es autodidacta. Para bien y para mal. Al principio lo sentía como un terrible hándicap. Hoy lo he superado y, sin perder el respeto, me considero libre y, sin agobios ni presiones hacia la técnica ya que priorizo mis sentimientos y me dejo fluir.


¿Cómo es un día en la vida de Alberto Bustos?
Me gusta mantener una “disciplina” diaria ya que me produce estabilidad emocional. Principalmente desde que hace aproximadamente 5 años empecé a viajar por todo el mundo. Esto conlleva constantes cambios de costumbres, horarios, etc. Ahora cada vez que regreso a casa busco la estabilidad en mis hábitos.
Un día en mi vida comienza muy temprano. Habitualmente hago una hora de running donde reordeno mi cabeza y planifico lo que va a ser mi día. Después de una ducha reconfortante entro a mi estudio y durante toda la mañana trabajo las esculturas.
Después de comer sigo trabajando, pero sólo en el ordenador. El mundo virtual cada vez nos exige más dedicación. Atender las redes sociales, mantenimiento web, edición de catálogos, entrevistas físicas o virtuales, etc. En toda esta materia afortunadamente recibo la ayuda de mi pareja.
Si tuvieras que elegir una de tus piezas, ¿cuál sería?
Esta pregunta la podríamos comparar con el gran clásico; ¿a qué hijo quieres más. Mentiría si no dijera que siempre hay alguna escultura que por múltiples motivos me emociona más. Pero juzgar los sentimientos me parece muy injusto. La escultura que hace 5 años me emocionó por lo sucedido mientras la realizaba, hoy por diferentes circunstancias vitales, puede que no me transmita de la misma manera. Por todo esto pienso que la pieza que elegiría es la que está por venir…
¿Es muy complejo el proceso de elaboración de tus piezas?
Todo comienza por las noches, mientras intento dormir. Mi cabeza aprovecha el silencio y la ausencia de cualquier tipo de estímulo para crear los bocetos. Al día siguiente esta imaginaria básica idea la plasmo sobre el gres o la porcelana. Como decía anteriormente soy autodidacta, por este motivo aprendí a trabajar principalmente con mis manos sin herramientas de modelado, sin medios mecánicos.
Hago filamentos con mi técnica de «lanzamiento«. Empiezo tomando pequeños trozos de arcilla y golpeándolos repetidamente sobre una placa de madera, obteniendo peculiares formas que recuerdan a la fisonomía vegetal. En mi web se pueden ver diferentes videos que muestran algunas de estas técnicas.

Trabajo diferentes tipos de filamentos; cuadrados, planos, rectangulares, etc. Normalmente aplico pigmentos colorantes mezclados con esmalte directamente sobre la arcilla húmeda. Seguidamente los ensamblo directamente sobre la placa del horno para evitar tocar directamente la pieza antes de la cocción. También realizo muchas piezas experimentales utilizando como bases cartón, esponjas, papel de aluminio, papel encerado, etc. Todos estos materiales mezclados con diferentes mezclas de arcillas y esmaltes.

¿Qué hace diferente a Alberto Bustos?
No entiendo por diferente mejor o peor. Creo que la pregunta sobre mi estilo tiene la clave. La libertad que siempre he sentido ha reforzado mi estilo y como consecuencia mi personalidad. Ya no lucho para satisfacer constantemente a quien me rodea, cada vez es más complicado. Sí lucho por sentirme bien y seguro de mi apuesta e, inevitablemente, esto lo sienten las personas que de una u otra manera caminan a mi lado. Pienso que ser fieles a nosotros mismos nos hace diferentes. Ni mejores ni peores.
En el estudio ¿estas solo o tienes un equipo?
En el estudio trabajo sólo. Creo que no sería fácil trabajar conmigo ya que mi nivel de exigencia no es fácil de soportar. Ni para mí mismo. En la parte gestión, redes sociales, web, etc., mi pareja hace de soporte y me soporta estoicamente.
¿Tienes algún proyecto entre manos actualmente?
Proyecto como tal, no. Seguir trabajando en el estudio para liberar las emociones contenidas durante este complejo último año.
Sobrevivir y aprender de la experiencia vital que nos está tocando vivir y esperar a que la situación mejore para retomar la dinámica habitual de trabajo, viajes, exposiciones…

¿Ha afectado el Coronavirus a tu trabajo?
Por supuesto. Recuerdo que hace aproximadamente un año estaba en Indonesia impartiendo un workshop cuando se desencadenó en España la COVID. Pude regresar milagrosamente ya que, a los pocos días de aterrizar en Barcelona, el aeropuerto se cerró. A partir de ese momento tuve que aplazar todos los workshops y exposiciones que tenía previstas en 2020. Al principio fue un shock ya que suponía enfrentarme a algo jamás vivido antes. Miedo, impotencia, incertidumbre … A medida que pasaban los días decidí que necesitaba abstraerme de alguna manera y pasé muchas horas en el estudio desahogando mis sentimientos sobre la arcilla
La parte positiva fue el tiempo. Con anterioridad siempre me quejaba de la falta de tiempo para entrar al estudio. Entre otras cosas. Todo este tiempo lo dediqué para crear bastante obra y para hacer la nueva web: www.albertobustos.es. Hoy después de un año, sigo haciendo verdaderos malabares para planificar todos los compromisos aplazados. No queda más remedio que tener paciencia y ser responsables. Sólo así podremos seguir adelante.