‘La zona de interés’, historia sobre los indiferentes hacia el horror

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La Segunda Guerra Mundial y el Holocausto son dos de los temas más explorados en la historia del cine. No en vano, son dos de las más grandes tragedias del siglo XX. Con tantas películas, parece complejo aportar, pero La zona de interés, del director británico Jonathan Glazer, se atreve.

En vez de tratar sobre las grandes gestas en la guerra o en la captura de judíos y/o opositores al régimen de Hitler, con La zona de interés, Jonathan Glazer toma la novela de Martin Amis como base para contar la historia de una familia alemana que vive al lado de un campo de concentración. Veremos la vida allí, las vidas, del padre –un alto dirigente nazi encargado del campo–, su esposa, hijos y criados.

La historia es poco convencional, pero no es únicamente la premisa. Es su ejecución, en la que observamos una trama con poca acción dramática y en la que Glazer concibe escenas tranquilas y cotidianas vistas muchas veces desde la distancia, como si fuéramos un ‘voyeur’, un observador desde la distancia de estos terribles hechos.

La zona de interés

Esto nos permite ver con cierta frialdad a la familia, tranquila pese a que fuera, a escasa distancia, hay muertes diarias. Se oyen sus ecos y se sobreentiende que ellos saben lo que sucede. Es una certeza en el caso de los adultos, pero no le dan ninguna importancia y, por ejemplo, una de las criadas se está maquillando sin interrupción, aunque suenen disparos. El padre asiste a varias reuniones de trabajo, algo que horrible que es tratado, no con naturalidad, sino con sutileza.

Es un tratamiento muy inusual, porque en todos estos años a Hollywood le ha costado entender que las acciones de los nazis no implican que fueran personas tan opuestas a nosotros, que se comportan de forma extraña o caricaturesca, conscientes de lo terribles que son. En su lugar, eran personas con preocupaciones corrientes y que creen en lo que hacen, aspectos que, en otro contexto, serían admirables. Al verlos desde la perspectiva que plantea Glazer y el notable trabajo de los intérpretes (entre ellos la nominada al Globo de Oro y BAFTA Sandra Hüller), podemos entenderlo y sentirnos contrariados. Es esto lo que hace de la película una obra interesante, con una más que intrigante reflexión implícita.

Para que los espectadores puedan pensar sobre ello, así como opinar de la película, tendrán que acudir a las salas, donde ya se puede ver La zona de interés.

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