LA ESFERA CREATIVA DE BREGUET

Una feria de arte, una de las casas de relojes con más solera del mundo y dos hombres unidos por la pasión creativa, la dedicación y la excelencia. Viajamos a Londres para encontrarnos con el artista Pablo Bronstein y el relojero Lionel A Marca, CEO de Breguet, para indagar en la colaboración que han sellado con Frieze, sus respectivos procesos creativos y por qué personalidades como María Antonieta, Napoleón, Winston Churchill o Alexandre Sergueïevitch Pouchkine eligieron esta legendaria firma de relojería suiza para tomar el pulso (de los tiempos) con su muñeca. 

Por Carmen Cocina

BREGUET

El tiempo es oro. Y Lionel A Marca lo sabe. El flamante CEO de la legendaria casa Breguet no solo lleva inmerso en el oficio de la relojería desde prácticamente su adolescencia, sino que es consciente del incalculable valor artístico que las piezas de coleccionista de tiempos pretéritos van sumando cada año que pasa. No es para menos: Abraham-Louis Breguet, el fundador de la empresa que ahora gestiona, la convirtió en la favorita de la realeza en los tiempos de María Antonieta, además de seducir a intelectuales como Baudelaire, León Tolstói y Víctor Hugo y a hombres de Estado como Winston Churchill. Con semejantes credenciales en la manga, no es de extrañar que Lionel a Marca no tenga la menor intención de buscar la cuadratura del círculo. Hablamos con él sobre su labor como cabeza pensante (y decisiva) de esta casa con casi tres siglos de historia. 

Asumió el cargo de CEO de Breguet el año pasado. ¿Cómo se decidió a dar ese paso y cuáles son sus principales desafíos?
Era un reto de lo más estimulante en una marca fantástica. Así que cuando me lo propusieron era imposible decir que no. Es un privilegio enorme y estoy muy agradecido a la familia Hayek, que tomó las riendas de la firma hace más de veinte años, por haber depositado esa confianza en mí. En una casa como Breguet, el mayor desafío es continuar perpetuando el patrimonio de una firma emblemática. No tengo una fórmula para ello, y si la tuviera no la revelaría. Pero el principal objetivo, además de seguir inmortalizando a Breguet, es llevarla a lugares algo diferentes de lo que se ha estado haciendo en algunas de sus líneas para acercarla al siglo XXI, sin olvidar jamás nuestro pasado.

BREGUET

¿De dónde viene su interés por la relojería?
Soy relojero, ese es mi oficio. Me formé en ello durante cuatro años, montando piezas diminutas. Cuando asumes un trabajo tan minucioso es porque te apasiona. Cuando tenía siete u ocho años fabricaba maquetas de aviones y de barcos: siempre me gustó esa precisión, esa calma. La relojería es una profesión muy solitaria. Nadie te molesta cuando trabajas; como mucho, tu maestro. Trabajamos de forma muy independiente. Esa tranquilidad y exactitud siempre me han gustado mucho. 

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