La Edad de Oro de la danza con Lola Rudrauf

Baila, piensa, diviértete, revélate. Lola Rudrauf es una apasionada de todas las vertientes de esta disciplina artística: expresión, trabajo corporal, movimiento. En su trabajo aúna su formación clásica con su voluntad, visión y talento para actuar en la intersección de esta modalidad artística con la fotografía, la moda, o lo audiovisual. Así, ha colaborado como coreógrafa y bailarina en proyectos con grupos de música pop en vídeos musicales, con modelos en sesiones de fotos y con firmas de moda como Longchamp, Hermes y Courreges en vídeos que exploran la relación entre lo textil y el cuerpo humano. Además, recientemente también ha presentado su trabajo en el Centro Pompidou.

El primer contacto de Lola Rudrauf con la danza fue a través de la lectura. Este detalle parece marcar, desde el inicio, una trayectoria que se caracteriza por la pasión y la expresividad, pero también por la reflexión, el análisis y la concepción de la danza como una herramienta más para hacernos pensar sobre temas como el agotamiento físico y la explotación de los cuerpos en nuestras sociedades, las violencias físicas y psicológicas o la desigualdad de género: “Tengo una formación muy académica en campos como la danza clásica y contemporánea, pero, en mi práctica profesional diaria, intento romper esas fronteras, crear movimiento en el sentido más amplio sin encerrarme en ningún estilo concreto. Me inspiro en todo lo que me rodea, sea cual sea su naturaleza”.

Hot hot hot 1

En cuanto alguien observa tu trabajo, es obvio que te apasiona la danza. ¿Qué te aporta? ¿Qué buscas con tu trabajo?

La danza y el movimiento han formado parte de mi vida desde que era una niña. La danza alinea mi mente y mi cuerpo. Me arraiga a la realidad que me rodea y me permite comprometerme políticamente. Concibo el cuerpo humano como si fuera un paisajista del activismo, y pienso en que la forma en que se mueve es íntimamente política. Me encanta cuando el cuerpo se representa en su forma más simple, más despojada y sensible. Me apego a la idea de liberar los cuerpos, y creo que esto puede conseguirse deshaciéndonos de lo que podría parecer necesario, pero no lo es e ir hacia lo esencial, dejar que los cuerpos y la piel se muestren en su forma más simple y directa. El esfuerzo físico y las diferentes manifestaciones orgánicas que provienen del mismo dan paso a unas huellas efímeras que son la transpiración, la respiración, el agotamiento.

PULSA AQUÍ para acceder al artículo completo