La genia de las lámparas
Por Marta Martínez
Fotógrafa antes que diseñadora de lámparas, Lansom es a todas luces una experta en el arte de esta materia tan veloz como cegadora.
“Puedo tener cinco nuevas ideas en una semana y luego pasarme meses sin crear nada nuevo, y es difícil entender por qué a veces te llega la creatividad y a veces no.”
Nada de ratos libres, ni siquiera los que suplica la espalda, hasta que se permite abandonar su taller de vieux port, alrededor de las 19.30. “Que en Marsella es tardísimo”, me explica Julie Lamsom, sobre su rutina diaria en la costa francesa como artífice de sus lámparas de diseño, fabricadas artesanalmente por encargo. La también fotógrafa posee unos horarios poco habituales para su entorno porque, como reconoce, “me levanto bastante tarde en comparación con el resto de los adultos. Suelo pasar una hora en la cama respondiendo correos electrónicos. Luego me arreglo y me voy a mi estudio en el vieux port de Marsella”.
Si las piezas que allí produce pacientemente pudiesen obtenerse en lo que dura uno de esos días, su rutina constaría de los siguientes pasos, cada uno de ellos más minucioso que el anterior. Forma: lo primero que hace es imaginar la estructura completa para adecuar el diseño del soporte de madera, que a continuación produce su colaborador ebanista. Color: después de dibujar las figuras, toca darles luminosidad a través del color, así que coge sus pinceles y brochas. Textura: es la etapa más complicada y laboriosa, cuando confecciona y teje la mampara a base de hilos de algodón. Luz: hay que encenderla.

La de Julie se ilumina bastante a menudo, cuando sus coloridas ideas comienzan a materializarse en proyectos como los que están por venir: mesas de distintas dimensiones, nuevos modelos de lámparas de paja o incluso alguna colaboración con talleres más grandes. Mientras todo eso llega, avisa: “¡Me dedico a tejer y a pintar en mi estudio a diario!”.
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