Mesas más largas, chefs más grandes
Fue durante una visita a Washington DC, en enero de 2019, cuando Diego Guerrero comenzó a comprender la dimensión de World Central Kitchen. El chef vitoriano al frente del dos estrellas Michelin DSTAgE y el resto de hermanos de su proyecto gastronómico, había sido invitado por su amigo José Andrés a ofrecer una cena conjunta en minibar –restaurante merecedor de otras tantas estrellas–.
Para entonces, el cocinero asturiano ya había logrado convertirse en una figura mediática de primer nivel. No solo por el éxito de sus restaurantes en ciudades como Las Vegas y Nueva York o por su carisma contagioso, sino por un activismo humanitario que lo ha hecho ser considerado en dos ocasiones una de las 100 personas más influyentes del mundo por la revista Time. “Es un regalo de España a Estados Unidos”, dijo sobre él una vez el añorado e irreverente chef Anthony Bourdain.
La magnitud de la organización no ha dejado de crecer, instalando sus cocinas en la primera línea de la guerra en Ucrania sin que ni siquiera los misiles rusos hayan podido apagar el fuego de su compromiso. “Construyamos mesas más largas”, reclamó tras recibir el Premio Princesa de Asturias de la Concordia. A continuación, José Andrés desgrana el alma de su inspiradora misión durante una entrevista que comparte, al igual que aquella cena en Washington, con su colega y colaborador Diego Guerrero. A cuatro manos… o a dos voces.
José Andrés, ¿qué balance haces de estos cinco meses de acción en Ucrania por parte de World Central Kitchen?
JOSÉ ANDRÉS (JA): Nuestra respuesta comenzó un día después del ataque inicial y creció rápidamente hasta haber suministrado hoy más de 100 millones de comidas en ocho países, transportando decenas de millones de kilos de alimentos y entregando comidas y kits de alimentos a más de 6000 puntos de distribución. Para escalar esto con premura, y asegurarnos de proveer los alimentos donde se necesitan, debemos siempre actuar con la feroz urgencia del ahora y encontrar continuamente nuevas formas de llevar alimentos a las manos y los hogares de quienes los necesitan.
Comenzamos a cocinar desde una cocina WCK cerca de la frontera con Polonia mientras establecíamos relaciones con restaurantes de toda Ucrania que tuvieran la capacidad para suministrar comida de inmediato a las personas necesitadas. Nuestro equipo también trabajó para llevar alimentos a granel, comprados la mayoría dentro del país, a almacenes de doce ciudades que luego eran distribuidos a más de mil comunidades con problemas para acceder a estos alimentos.