Hamish Bowles es probablemente la persona más querida del circo de la moda, en sus 360°. Y con razón, ya que es extremadamente entendido, encantador y cortés, ingenioso
y serio, en resumen, pertenece a la categoría
de «peligro de extinción» de los estetas cultos, salido directamente de la época eduardiana. Hace dos años, su ritmo de vida/trabajo, más que acelerado, tuvo un parón brutal debido a un derrame cerebral, y nunca había visto tanta gente rezar por alguien y preocupándose de verdad por su recuperación. Así de querido y respetado es en esta jungla, pero también en el mundo real. Ahora se encuentra bien y vive en Londres. Este pasado octubre, en Estados Unidos, ha sido galardonado con el CFDA Founder’s Award, un homenaje a la creadora del CFDA, Eleanor Lambert, un privilegio bien merecido para Hamish. Y el 2025 comenzará con una brillante exposición de las piezas YSL de la Colección Hamish Bowles, en el prestigioso Museo Yves Saint Laurent
de Marrakech, que se inaugurará en enero. Prepárese para las anécdotas… Por no hablar de su próxima autobiografía publicada por Knopf… pero sigue leyendo sobre lo que Hamish tiene que decir.
Por Stephan Janson
¿Quién le dio su primer trabajo y en qué consistía? Mi primer trabajo fue en Harpers & Queen como editor de moda junior. Conocí a la formidable Vanessa de Lisle, la directora de Moda, y a su compañera, la alegre Elisabeth Walker, Vanessa tenía una voz como el cristal tallado. Dejé pronto la escuela Saint Martin para unirme a Harpers. Todos mis profesores —Felicity Green, Kathryn Samuels, Geoffrey Acquilina Ross— dijeron que ya no tenían nada más que enseñarme, y fue una oportunidad maravillosa de comenzar en la revista. Yo tenía 20 años.
En Harpers & Queen conseguiste producir re-portajes maravillosos con presupuestos bajos (tu trabajo en equipo con Mario Testino —entre muchos otros— es inolvidable. ¿Sería posible hoy en día? Me lo pregunto a menudo. No teníamos dinero, para realizar un rodaje (extravagante) de Testino, basado en una novela de Agatha Christie en la ciudad de Tánger; Hercule Porridge (alias Lawrence Mynott) tuvo que volar hasta allí. Nos ha-bían enviado para una semana (porque así ahorrábamos dinero en los billetes de avión), pero sólo teníamos presu-puesto para dos días, de hecho, el rodaje era una auténtica extravagancia. Teníamos un elenco de personajes (algunos de los cuales eran amigos), con ropa espléndida y cuando se publicó, nadie se dio cuenta de que habíamos trabajado con poco dinero. Una persona del departamento de publicidad lo llamó «Asesinato en el American Express». Durante el res-to del año NO tuvimos más presupuesto para las siguientes editoriales. Hoy en día, para una revista importante habría innumerables personas trabajando en el plató, como en el set de una película. ¿Te imaginas como debe ser un rodaje de Annie Leibovitz?
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