
Gucci desata su GG Obsession con Emily Ratajkowski en una campaña icónica ambientada en Cannes, donde el legendario Monograma GG toma el protagonismo absoluto. Bajo la mirada del reconocido fotógrafo Daniel Arnold, la casa de moda italiana celebra su legado con una propuesta visual poderosa que mezcla lujo, autenticidad y sofisticación. Desde el nuevo bolso Gucci Giglio que es una joya artesanal inspirada en las raíces florentinas hasta las reinterpretaciones de la colección Ophidia, cada pieza refleja una evolución audaz del ADN de Gucci. Es un homenaje vibrante a la herencia, una declaración de estilo y un testimonio del poder atemporal de un símbolo que trasciende generaciones.
La luz cálida del sur de Francia sirve como escenario perfecto para esta serie de imágenes que parecen más momentos capturados que escenas preparadas. Emily Ratajkowski aparece como una figura que se mueve con naturalidad entre la multitud, descansando en rincones reconocibles o caminando al borde del mar con el sol bajando sobre el Mediterráneo. Lo que en otras campañas podría parecer un montaje, aquí se siente como una historia real que se despliega sin esfuerzo. El famoso monograma, lejos de imponerse, se insinúa con elegancia, convirtiéndose en parte de la escena más que en el centro de ella.
Cada pieza que aparece en la campaña tiene una razón de ser. Hay una intención clara de conectar el presente con la historia de la marca, sin recurrir al exceso. Uno de los elementos más llamativos es el nuevo modelo Giglio, una referencia directa al símbolo de Florencia que aparece reinterpretado con líneas modernas y materiales de alta calidad. Concebido a partir del archivo histórico de la firma, este bolso rinde homenaje tanto a la tradición artesanal como a una visión de diseño que no teme mirar hacia adelante.


También hay un regreso a los años setenta a través de nuevas versiones de los clásicos de entonces. La colección Ophidia, por ejemplo, presenta siluetas suaves con detalles sutiles: la tradicional lona tratada, los interiores en verde, el emblema metálico de la doble G en tono dorado claro y la reconocida franja central. En conjunto, estos elementos logran una estética nostálgica, pero sin perder frescura ni actualidad. El resultado es una línea que habla tanto al público que conoce la historia de la firma como a quienes se acercan por primera vez atraídos por su versatilidad.
Dentro de las novedades se encuentra el Mini GG, una reinterpretación en formato compacto del clásico bolso de viaje. Este diseño más funcional y adaptable parece responder a un estilo de vida contemporáneo en el que se valora tanto la estética como la practicidad. Ya está disponible para reserva en tiendas y en línea, lo cual subraya el carácter exclusivo pero accesible de la propuesta.
Más allá de las prendas y los accesorios, lo que distingue a esta campaña es su narrativa. Hay una sensación de autenticidad que la atraviesa de principio a fin. No se trata solo de mostrar una colección, sino de expresar una forma de estar en el mundo: segura, elegante y consciente de sus raíces. Emily Ratajkowski no actúa como una musa lejana, sino como una presencia cercana, casi cómplice del espectador. Su papel no es adornar, sino habitar el concepto con convicción.

El uso del icónico patrón de la doble G se convierte así en un recurso expresivo más que en un logotipo. Está presente, pero sin dominar. Su función es la de articular una idea de estilo que no necesita gritar para imponerse. Como ocurre con los grandes emblemas del diseño, su fuerza está en la consistencia y en su capacidad para adaptarse a cada época sin perder esencia.

Esta nueva campaña no busca ser un despliegue de ostentación, sino una celebración sutil del legado y la evolución. Es una historia visual que honra el pasado mientras mira hacia el futuro, construida con sensibilidad y precisión. Más que una colección, es una declaración de principios: elegancia relajada, identidad fuerte y un equilibrio perfecto entre historia e innovación.