Gerardo Vielba, fotógrafo, 1921 – 1992 en la Sala Canal de Isabel II

A la vista de tanta sobreabundancia y fantasmeo fotográfíco que las redes sociales han traído, convendría que los transeúntes madrileños visitasen la Sala Canal de Isabel II durante los meses de verano, en busca de algo inspiración de la de antes.

Gerardo Vielba
Pequeño atleta. Santander, 1966

Una vez cerrada la puerta de la conocida sala de exposiciones de la capital, se abre una ventana; una ventana al origen de la renovación histórica de la fotografía española, de la mano de la muestra Gerardo Vielba, fotógrafo, 1921 1992.

El espacio de la planta baja sirve a modo de presentación del autor, con siete obras de gran formato, dos vitrinas con documentos y un panel de entrada con una foto. (“Retrato en familia. Madrid 1962”). Su eclosión fue hace medio siglo, pero la obra bicolor dialoga directamente con el presente, predominantemente visual.

001 Autorretrato en familia Madrid
Autorretrato en familia. Madrid, 1962
0069 1961 03 Gerardo Vielba Lector duro Calle Narciso Serra
1961 - Lector duro (Calle Narciso Serra)

El orden cronológico en el que se organizan las fotografías permite una exploración lineal de la vida detrás de la cámara. Con el mismo ojo artístico con el que el fotógrafo observó el mundo, su obra debe ser apreciada, sensible a la belleza de los aspectos cotidianos, trazando la armonía entre ellos. El espectáculo tiene ese aura de fantasía, enfatizada a través del registro de lo real en sus figuras, escenas y paisajes urbanos.

En las primeras décadas de su vida activa, que ocupan la primera planta, las instantáneas emergen como un arma para acabar la monotonía de los días, marcados por las penurias. Él mismo rompía, con sus ensayos, el modernismo algo recargado que antes le cautivó, para dejar emerger un concepto más natural de la belleza. Trabajaba con el olvido, por lo que en la búsqueda consciente del significado de sus retratos, se deben explorar las relaciones inconscientes con el mundo que buscaba capturar, eso que no se sabe.

007 vielba 0552

En esta nueva línea expresiva, Vielba aglutinó a su alrededor a toda una serie de fotógrafos que veían el potencial artístico del medio, en un país carente de estructura para la promoción de ese -aún no llamado- arte.
No es posible entender la dimensión completa de su obra sin saber de su inclinación por la poesía, que hizo aprovechar desde muy pronto la latencia de este potencial oculto detrás de la imagen fotográfica, adoptando mucho del «realismo poético» francés. De hecho, con un vistazo inédito, en la segunda planta uno puede permitirse un viaje de ‘Seis días en Paris’, mediante el escrutinio de las 26 nuevas obras, ocultas desde su estancia en 1962 en la capital francesa, un oasis en su defensa de ese arte tantas veces maltratado en España.

24 Retrato en Le Tertre 1962 Paris
Retrato en Le Trete, 1962, París
0132 1962 Gerardo Vielba Paris 61 05
París 1961

Aun más escaleras arriba, en la tercera planta,  el recorrido cronológico del primer piso continúa. La penumbra del espacio permite adentrarse aun más en este ejercicio de introspección necesario para dejar deleitarse con el lenguaje mágico de las instantáneas. Ocultan aquello que es invisible, aquello escondido en lo más recóndito de cada composición, esos atributos mágicos que tenía su singular impulso creativo.

Para terminar de comprender su obra, ‘Desde la luz del testimonio de sus hijas, del de especialistas y de algunos artistas, el vídeo documental de la cuarta planta (La Cuba) resume en algo más de quince minutos la labor de Vielba como maestro y mentor de muchos de ellos.

36 La banasta 1965
La banasta-1965
0003 vielba 0552
011 Untitled 3

A pesar de los cuatro pisos de escaleras que conducen a la salida, no son suficientes para digerir las 120 piezas de la muestra, representativas del imperio lírico del blanco y negro que Vielba creó a lo largo de sus más de ochenta años. No se trata solo de apreciar la fuerza bucólica de las imágenes, si no también de dejarse llevar por la corriente creativa con la que el maestro logró armonizar a los renovadores de las décadas de los cincuenta y los sesenta, y que llega hasta nuestros días.