La Galería Odalys presenta la nueva exposición "Modernidad, sin interrupción". Un espacio que reúne a diferentes artistas con una puesta en común, interpretar la realidad para encontrar el significado abstracto de lo que llamamos modernidad.
La exposición, comisariada por Alonso de la Torre estará del 24 de septiembre hasta el 4 de marzo en la calle Orfila 5, sede en Madrid de la Galería Odalys. De la Torre, induce al espectador a una sensación que define como “feral y gozoso extrañamiento”, invita a preguntarnos cómo se ve el mundo desde diferentes puntos de vista que convergen, a través de pintura, dibujos y esculturas, en la búsqueda del concepto de lo contemporáneo. Artistas de diversos lugares y épocas, nos muestran, a través de sus obras, sus maneras de pensar. Formas que no tienen limitaciones y rozan el abismo, las infinitas posibilidades que tiene la interpretación de lo visible.
Habla entonces de aquello que se crea y aquello que se le desvela al que observa, asociándolo con la idea de exilio versus estancia. Odalys Sanchez, propietaria del grupo Odalys, con sus sedes en Caracas, Miami y Madrid; se ha dedicado desde 1992 a la promoción y difusión del arte moderno y contemporáneo. Explica esta propuesta como la intención de querer mostrar, dentro de la historia del arte universal, cómo las creaciones de artistas latinoamericanos, americanos y europeos tienen una nota común en el espacio, aunque no hayan compartido el mismo tiempo de creación.
“La forma como se va a desarrollar este texto es a modo de microrrelatos alrededor de ciertas obras de los artistas y sus entornos. Alfonso va a buscar los vínculos que hay entre un artista como Poliakoff con uno como Berrocal. Esa suerte de microrrelato va a ser el núcleo de esta exposición.”
Convergencia entre los protagonistas
La Galería Odalys crea un diálogo entre el arte europeo y expresiones artísticas del continente americano para viajar más allá de la forma. Al primer paso se tropieza ante la vista la silueta de un cuerpo curvo en bronce, Élan de Baltasar Lobo cautiva al espectador como abreboca para luego converger con la feminidad sublime de la obra de Cornelis Zitman. Adquiere sentido el guiño, en el texto del comisario, que hace referencia a la tensión en el discurso estético moderno de Baudelaire respecto a lo sublime como objeto de dolor y lo bello como objeto de placer.
La nota común en el mundo moderno se hace evidente cuando coinciden en escena obras de Salvador Dalí, Kandiski, Léger o Nicolas Schöffer. Creadores que tientan a la curiosidad, inquietan y son evocativos a la interpretación. Se cumple el propósito de la exposición cuando el espectador se siente obligado a desvelar los misterios del objeto artístico. Así como el cautivador viaje a través del color producto de las creaciones de Vasarely o Cruz-Diez o la alteración de conceptos bajo la mirada de Warhol, Rotella y Banksy.
La reunión de estos y otros artistas, explica Odalys, es producto de la necesidad de exponer los fondos de la galería, algunos ya presentados anteriormente en propuestas temáticas o monográficas; pero ahora, con más intención y perspicacia al hacerlo de manera conjunta para dejar en manifiesto diversos momentos de la modernidad.
¿Similitudes o diferencias?
El sentido de esta exposición es que el espectador logre encontrar la relación en ambas para llegar al sentido de aquello que definimos como contemporáneo. Un termino supeditado al tiempo que parece congelarse. Es una invitación al disfrute del sentido de creación sin interrupción. El comisario, aconseja, recordando a Ricardo Piglia que leía Franz Kafka, que observemos esta reunión de artistas consagrados, «concentrando la mirada, invirtiendo la motivación y estableciendo nuevas correlaciones para, de este modo, tentar una nueva misión.»