Con una ambiciosa inversión de 1,5 millones de euros, la Fondazione Prada irrumpe con fuerza en el panorama cinematográfico global al anunciar la creación del Fondazione Prada Film Fund, un fondo anual destinado a impulsar el cine independiente de alto valor artístico. Este innovador proyecto, que será lanzado en otoño de 2025, busca transformar la producción cinematográfica contemporánea apoyando obras visionarias, sin restricciones geográficas ni de género, y respaldando tanto a autores consagrados como a nuevas voces emergentes. Se trata de una apuesta estratégica, audaz y culturalmente disruptiva que consolida el compromiso de la Fundación con la creatividad, la libertad expresiva y la experimentación radical.
La iniciativa nace como una evolución natural tras más de dos décadas de actividad en el ámbito del séptimo arte. Desde principios de los años 2000, la Fundación ha construido una trayectoria singular, articulando un diálogo continuo con el lenguaje cinematográfico, desde las colaboraciones con festivales internacionales hasta la restauración de películas olvidadas. Lejos de una visión institucional o estática, el cine ha sido concebido como un terreno fértil para el pensamiento contemporáneo, un espejo crítico de la sociedad y una herramienta pedagógica de primer orden.
La presidenta de la Fundación, Miuccia Prada, ha sido clara al subrayar la dimensión cultural de este compromiso. En sus palabras, el cine representa un laboratorio de ideas, un medio que permite no solo contar historias, sino también abrir preguntas, crear fricciones y ensanchar la mirada del espectador. Bajo esta filosofía, el nuevo fondo pretende ser más que un simple apoyo financiero: aspira a convertirse en un motor de creación, en un mecanismo que facilite las condiciones necesarias para que las obras más arriesgadas y personales vean la luz.
La selección anual de los proyectos estará a cargo de un comité internacional independiente, compuesto por figuras destacadas del mundo del cine: productores, programadores y expertos reconocidos por su sensibilidad y criterio. El objetivo no será otro que identificar propuestas sólidas y originales, capaces de aportar algo significativo a la escena contemporánea. A través de una convocatoria abierta, se elegirá entre diez y doce largometrajes, brindando apoyo concreto en fases críticas como el desarrollo de guion, la producción y la postproducción.
Uno de los aspectos más destacados del fondo es su espíritu abierto e inclusivo. Se trata de una plataforma sin fronteras, dispuesta a acoger tanto grandes producciones como proyectos de investigación formal o narrativa, sin prejuicios respecto a formatos o estilos. En un contexto en el que muchas iniciativas tienden a replicar modelos comerciales, este fondo se posiciona como un espacio de resistencia, un refugio para la audacia estética y la libertad creativa.
Detrás de esta nueva herramienta de fomento se encuentran Paolo Moretti y Rebecca De Pas, dos nombres con una amplia y contrastada experiencia en la curaduría y promoción del cine de autor. Moretti, con una trayectoria que incluye la dirección de la Quinzaine des Réalisateurs en Cannes, es actualmente responsable del programa cinematográfico en la sede milanesa de la Fundación.
De Pas, por su parte, ha trabajado en prestigiosos festivales como Rotterdam y Viennale, y fue durante años codirectora del FiDLab, una plataforma clave en la coproducción internacional. Juntos han concebido un modelo editorial autónomo, riguroso y profundamente comprometido con los lenguajes del presente.
Este fondo llega para fortalecer una línea de trabajo que ha sabido integrar el cine dentro de un ecosistema cultural más amplio. En años recientes, las actividades cinematográficas de la institución han incluido desde exposiciones dedicadas a cineastas como Jean-Luc Godard o David Cronenberg, hasta ciclos curados por figuras como Pedro Almodóvar o Ava DuVernay. También ha habido espacio para experiencias inmersivas, como la instalación de realidad virtual «Carne y Arena» de Alejandro G. Iñárritu, y colaboraciones con plataformas digitales como MUBI.
La creación de este fondo es, en definitiva, una declaración de intenciones. Reafirma la voluntad de seguir ampliando las fronteras del arte contemporáneo, apostando por el riesgo y por una visión del cine como arte vivo, en constante transformación. En un momento en que la industria atraviesa desafíos estructurales y donde la uniformidad amenaza con imponerse, esta iniciativa representa un gesto valiente y necesario. Aporta oxígeno al circuito independiente y, sobre todo, confía en que las películas todavía pueden cambiar nuestra manera de mirar el mundo.


