Floreando Ando. Una vida rodeada de naturaleza
Han pasado ocho años desde que Patricia Marañón decidió emprender una nueva vida en Ibiza, una de sus islas preferidas; hecho que, con el tiempo, le ha llevado a convertir su pasión por el mundo de las flores en su profesión. Diseños sostenibles por encargo realizados a base de puro sentimiento y con la alegría como parte esencial de sus creaciones, Floreando Ando nace de una evolución en la que la naturaleza juega su papel como maestra y fuente de inspiración.
¿Cómo surgió la idea de este proyecto?
Más que una idea fue una evolución.
De pequeña acompañaba a mi abuela y a mi madre, las dos de un gusto exquisito, a buscar flores y ramas en el campo. Decoraban jarrones y cestos con unos arreglos silvestres maravillosos, y cuando había cenas en casa ayudaba a mi madre a decorar las mesas de la misma forma, con las flores y ramas que recogía del jardín y del campo.
Cuando me vine a vivir a Ibiza hace 8 años, poco a poco el mundo de las flores se convirtió en pasión y más tarde en profesión. En mi familia hay decoradores, paisajistas y floristas, por lo que trabajar con flores es algo que surgió de manera muy natural y espontánea. Floreando Ando siempre estuvo dentro de mi, y cuando salió, no dejó de fluir y florecer.
¿En qué te inspiras a la hora de crear tus diseños?
Depende de cada encargo. Cuando me encargan un ramo me importa mucho lo que quiere expresar el cliente con las flores, los sentimientos que hay detrás de cada pedido. Encuentro la inspiración caminando por la huerta y siempre hay una flor o un color que me atrapa, y desde ahí empiezo a construir la paleta de colores, siempre de una forma muy intuitiva y espontánea.
La decoración para un hotel o una casa surge de una manera similar, con un color o una forma que me apetece y de ahí brota el resto del diseño.
La inspiración para una boda o evento es más elaborada. Hago mood boards con ideas e imágenes que he ido guardando, cosas que me inspiran, y dependiendo de la estación del año y del cliente, empiezo a darle forma a un diseño. Pero siempre hay algo muy instintivo, algo que de forma natural me sale de dentro.
Me siento muy en sintonía con el Wabi Sabi, un concepto estético japonés basado en la belleza de la imperfección, la impermanencia y la fugacidad de las cosas.
¿Cuáles son tus flores favoritas?
En casa tengo ramas y flores silvestres por todos lados, siempre estoy probando el tiempo que duran las flores que corto en el campo. Dos de mis flores favoritas son las dalias y los cosmos.
¿Cómo te sientes al trabajar rodeada de naturaleza?
Me siento muy afortunada. Es realmente maravilloso vivir en la naturaleza y trabajar con naturaleza. Me siento conectada a la vida. El silencio, los olores, los cambios de luz, los cambios de colores a lo largo del día, a lo largo del año…. Es un privilegio poder presenciarlo día a día.
Vivir en Ibiza me encanta. Siempre he sido una enamorada del Mediterráneo y esta mezcla de mar y campo es la perfección para mi. Vivo en un lugar precioso, entre almendros, higueras, olivos y pinos. Y un gran algarrobo sabio y centenario. En verano me gusta dormir bajo su copa. La naturaleza es mi maestra, en la vida y en mi trabajo como florista.
¿Cuál es tu esencia?
La alegría.
El hecho de vivir fuera de la península, ¿supone un impedimento para el transporte de material?
No, las flores llegan a la isla varios días a la semana. De todas formas, intento usar flores de proximidad siempre que puedo. Utilizo flores de temporada cultivadas en huertas ecológicas locales en primavera, verano y otoño. Es algo que tuve claro desde que empecé mi andadura con las flores. Tampoco uso espuma floral en mis arreglos; al no ser biodegradable, es súper contaminante para el medio ambiente.
¿Viajas para buscar material e inspiración?
No me hace falta. La inspiración la encuentro en cualquier sitio mientras haya flores y ramas con las que poder jugar. Me gusta crear diseños que reflejen el espíritu del lugar.
¿Cultivas tus propias flores?
Estoy empezando. Las floristas con las que me formé insistían en la importancia de cultivar tus propias flores y desde el principio conecté con esa idea. El verano pasado, con Carlos, mi marido y socio, nos lanzamos a montar una mini huerta ecológica que nos fue muy bien. Este año vamos a probar con mas variedades. Estoy muy ilusionada con este proyecto: cultivar sin químicos, cuidar la naturaleza y llenar mis arreglos de flores contentas, sin pesticidas. Trabajar con la tierra me llena el corazón.
Si tuvieras que definir Floreando Ando en tres palabras, ¿cuáles serían?
Sostenibilidad, identidad y armonía.
