
El perfumista Fabrice Pellegrin crea Eau Nabati para Diptyque. En esta ocasión, Pellegrin toma su inspiración de una imagen poderosa: un oasis en medio del inmenso desierto. Este es el efecto que ha pretendido buscar, una combinación de frescor y calidez.
Fabrice Pellegrin nació en Grasse (una localidad al sur de Francia cercana a Cannes) en una familia de perfumistas, proveedores naturales y recolectores de jazmín. Quizá esta ascendencia explique la amplia experiencia para crear fragancias que terminaría desarrollando. Ha trabajado en decenas de ellas, algunas para marcas tan reconocidas como Mugler, L’Oréal, Hérmes, Armani, Diptyque o la española Zara. Inclusive, fue elegido por la revista especializada Cosmétique Mag como el mejor perfumista del año 2017.
Ahora, trabaja otra vez con Diptyque para crear el ‘eau de parfum’ Eau Nabati, en lo que supone uno de los grandes motivos de alegría de este año en la ‘maison’ junto con el lanzamiento de Do Son. En lo que al Eau Nabati se refiere, reúne una de las características por las que ha conseguido hacerse un nombre: su gusto por los ingredientes naturales. Los de Eau Nabati son las notas de bergamota y ‘petitgrain’, que se han mezclado con flores de siempreviva y bálsamo procedentes de Perú.
Con estos ingredientes busca generar un contraste grato para los sentidos, una experiencia única, una que sea comparable a encontrarse un oasis entre las enormes dunas del desierto. De esta experiencia forma parte hasta el propio frasco, diseñado por la artista francesa Koralie. En él, Koralie creó dos ilustraciones contenidas por óvalos dorados, representando así el camino hacia un jardín. En el principal se puede apreciar una fuente coronada por palmeras, una seductora oferta para descansar. En el reverso, vemos el majestuoso interior del jardín del paraíso.

Diptyque es una firma de perfumería surgida en el París de los años 60 por la asociación de tres amigos. Eran la diseñadora textil Christiane Gaurot, el pintor Desmond Knox-Leet y el decorador de teatro Yves Coueslant. Aunque inicialmente era una única tienda que exponía y vendía tejidos que ellos mismos habían hecho, con el paso del tiempo comenzó a incorporar artículos que encontraban fascinantes de sus viajes.
En 1963, lanzaron al mercado su primera velada perfumada y, en 1968, su primera colonia, conocida simplemente como L’Eau.
A día de hoy es una importante compañía, que realiza mucha de su labor manualmente, como la colocación de mechas o el etiquetado. Siguen conservando muchos de los aspectos que les hicieron destacar en la década de 1960. Por ejemplo, su última esencia sigue reflejando su interés por el producto exótico.