El diseñador de moda británico, J.W Anderson, diseñador creativo de la firma española, ensanchando una vez más los límites del mundo de la costura. Así Loewe continúa siendo éxito global.
Loewe se arriesga y acierta en el choque de tejidos como la piel de oveja sobre el látex. Fieltro, cuero, tweed, punto, seda y fibra impresa en 3D en prendas cono vestidos donde quedan atrapados objetos como vehículos o siluetas de labios en pecheras resaltadas en una explosión de colores, como el fucsia más sexy. Blusones y vestidos de punto abullonados, botas vaqueras kinky, chaquetas desflecadas en el cuello… Globos, muchos globos, hasta en los tacones.
«Un globo crea tensión. Estallará. No durará para siempre´´ Anderson.
Sin embargo, no son objetos derrotistas a través de los que quiere reconstruir el caos de la génesis.
El desfile de esta última colección otoño-invierno se celebra en un pabellón cubierto por completo de moqueta marrón rodeada por los asientos de los invitados. La decoración del interior del lugar es obra de Anthea Hamilton, como las calabazas de cuero recreadas a escala exacta. La idea pensada por la artista fue transmitir belleza a través de ellas por sus formas grandes, suaves y envolventes que invitan al tacto y a la posibilidad de recostarse en ellas a modo de sofá, siendo así objetos con alto potencial surrealista. Surrealismo que va a acorde con las prendas y accesorios de la colección.
Los invitados acceden al recinto a través de una reproducción monumental de Aquarius, 2010, de la artista Anthea Hamilton.