En busca de la perfección, es lo quiere Antonio Obrador
Su pasión nació siendo solo un niño, obnubilado por las líneas góticas de La Lonja de Palma de Mallorca, la ciudad que le vio nacer en 1956. “El desarrollo de esos pilares sin bases ni capiteles, acabando en semejantes ramificaciones, generando todo un bosque de palmeras, siempre me fascinó”, evoca respecto a la construcción proyectada por Guillem Sagrera en el siglo XV. Antonio Obrador abrazó la pasión por la arquitectura desafiando las presiones familiares que apuntaban hacia otras direcciones y ratificando su sensación de que “la vocación es algo innato que uno lleva adentro”. Tras más de cuatro décadas en el oficio, esa vocación se traduce – y celebra– en un legado imprescindible para entender la identidad urbanística y paisajística de la Mallorca de esta era.
Firmando, además, algunas de las obras de restauración hotelera más aplaudidas de las últimas décadas y que comparten el ADN de la filosofía de Antonio Obrador: la armonización de modernidad y tradición, evolución y conservación.
Su obra está indudablemente ligada a su ciudad natal. ¿Qué cree que le ha dado Mallorca a usted y qué le ha dado usted a Mallorca?
Yo nací en Mallorca. Aquí viví mis primeros años, aquí observé, recorrí sus calles, viví en una ciudad llena de patios, edificios magníficos, góticos, renacentistas, barrocos… donde los diferentes períodos fueron dejando sus huellas. Un lugar, además, de asentamientos romanos, árabes y de influencias italianas. Así que le debo mucho al lugar en donde nací. Lo que le he dado a Mallorca creo que será mejor que lo diga el tiempo. Aunque sí ha sido para mí una satisfacción aportar a la ciudad un premio internacional tan relevante como es ‘Europa Nostra’, por la rehabilitación de la fortaleza de Cap Enderrocat (actualmente Cap Rocat).
Tras cuatro décadas de profesión, ¿en qué aspectos ha cambiado el Antonio Obrador de los comienzos comparado con el actual?
La evolución de tu trabajo quizá la ven mejor los demás que tú mismo… pero creo en el trabajo en equipo y los equipos cambian, evolucionan y se transforman.
El espíritu creativo se va enriqueciendo con los años por la mayor capacidad de abstracción, de síntesis, de análisis. Eso evidentemente se traduce en tus obras.