La galería Estudio Laterna en Ibiza acoge la exposición Enrich³. Presenta las obras de Ramon Enrich y sus hijos, celebrando el arte como legado familiar.
En el corazón de Santa Gertrudis, la galería Estudio Laterna se convierte en el escenario de Enrich³. Esta exposición reúne, por primera vez, las obras de Ramon Enrich y sus hijos, Enrich.R e Isidre Enrich. A pesar de que cada uno tiene un lenguaje propio, sus creaciones comparten una raíz común: la herencia estética y emocional de una familia unida por el arte y el entorno.



Comisariado por Luis Galliussi, la muestra ofrece una oportunidad única de explorar la evolución e historia del arte dentro de la familia Enrich. “No solo es una galería de arte, sino un universo, un espacio, un estudio donde suceden cosas. Cosas relacionadas con la vida -esta vez, la vida artística y en familia”, añade el arquitecto y ‘antidecorador’.
Nacido en Igualada en 1968, Ramon Enrich ha hecho que la inquietud sea su sello distintivo, creando paisajes oníricos, desolados y surrealistas. Pueden verse en ellos edificios de carácter industrial que recuerdan al lugar en el que nació, así como una tímida vegetación típica del mediterráneo. Su trabajo se ha expuesto en galerías de Nueva York, Hong Kong, Berlín, Ámsterdam, Roma, entre otras, y forma parte de colecciones como la de La Caixa, Banco Santander o la Fundación Coca-Cola.


Por otro lado, su hijo mayor, Enrich.R es influenciado por gigantes como Brancusi, Rothko o Hernández Pijuan, y representa una nueva sensibilidad dentro del linaje de su familia. Sus obras parten de una reflexión sobre el misterio de la creación artística, llevándolo a adoptar un lenguaje visual cada vez más simple, lo que, paradójicamente, hace su trabajo más complicado. Busca contar más con menos, respetando a la vez la armonía y la belleza de las formas asimétricas y fugaces. A pesar de su juventud, ha llevado su obra a escenarios internacionales como Nueva York, Berlín, Copenhague o Bilbao, y ha participado en ferias como Art Paris o ESTAMPA.


Mientras que en el universo de Isidre Enrich, el pequeño de la saga familiar, su obra ocupa un territorio entre el arte figurativo y la abstracción, entre la memoria de su padre y de su hermano mayor. Para él, todo comienza siempre con una flor en el centro del lienzo. A partir de estas formas, reflexiona sobre el paso del tiempo y la belleza de lo efímero. En sus cuadros la estructura y el gesto conviven en equilibrio, con una precisión de las formas y la vulnerabilidad de lo que representan. Y aunque no lo mencione, el concepto de ‘vanitas’ atraviesa todas sus creaciones.


Enrich³ no es simplemente una exposición colectiva: es la manifestación visual de un linaje artístico que ha sabido transformar la herencia en creación. Lejos de ser una suma de estilos individuales, la muestra revela una sintonía entre tres voces distintas que dialogan desde lugares propios pero conectados.