El Ministerio de la Verdad, del escritor y periodista Carlos Augusto Casas, plantea un futuro en España tras la pandemia, en 2030, en el que la sociedad ha aceptado vivir en un mundo lleno de prohibiciones y falto de libertades, en el que las diferencias de clase están cada vez más marcadas.
La protagonista de la novela es Julia Romero, una joven periodista que se niega a aceptar la versión oficial de que su padre, un reportero que abandonó repentinamente el oficio años atrás, se ha suicidado. Julia empieza a investigar y descubre que todo rastro de los artículos de su padre, ha desaparecido. Su investigación la conducirá hacia el Ministerio de la Verdad, el organismo responsable de controlar y manipular la información que llega a los ciudadanos, el cual la observará muy de cerca.
Mientras, una red clandestina de resistencia vigila a Julia. Esta red deja viejos ejemplares de 1984, la gran novela de George Orwell, en los buzones a la gente que está en peligro, como señal de que los sicarios del Ministerio ya están cerca.
El Ministerio de la Verdad, de la editorial Ediciones B, que se publica el 20 de mayo, narra una sociedad de la información, en la que cada vez es más difícil saber lo que es verdad y en qué medio confiar.
Además, las redes sociales se han convertido en la nueva inquisición, capaces de señalar y linchar opiniones o conductas que no se ajustan a lo aceptado por la mayoría, convirtiéndose en una nueva forma de censura.
Esta novela nos plantea también si las democracias están en peligro por las nuevas tecnologías, que permiten la manipulación de las elecciones, pero que también fomentan una sociedad infantilizada, de ciudadanos dóciles, manipulables, sin pensamiento crítico, en la que el entretenimiento lo domina todo.
Los personajes de esta novela caminan y viven absortos en sus smartphones, sin percibir la realidad que les rodea y aceptando las órdenes sin cuestionarse nada.
El Ministerio de la Verdad contiene una reflexión sobre nuestra sociedad, en la que los libros se ignoran y las pantallas lo dominan todo, una distopía, que cada vez parece más real.