La cerámica balear posee una historia y un recorrido envidiable, pues desde los tiempos de la colonización se ha visto influenciada por diversas culturas como la fenicia, griega, musulmana e incluso italiana
Las Islas Baleares, cuentan con una larga historia que ,a su paso, ha ido dejando, lo que ha día de hoy consideramos auténticas piezas de arte representativo. Entre ellas destaca la grandeza y la pasión por el complejo arte de la cerámica. Ya desde la antigüedad, allá por los tiempos de la colonización, ha ido adquiriendo la influencia de aquellas culturas que marcaron su paso en el archipiélago durante la historia.
Es por ello que cada una de las islas cuenta con sus propias piezas más representativas, como el siurell o pito cerámico en Mallorca, las pardelelas en Menorca o las reproducciones de antiguas esculturas púnicas en Ibiza. Todas ellas permiten conocer la evolución y, sobre todo, la importancia de un sector que actualmente es reconocido como el mayor secreto artesanal de las islas.
Isla de Mallorca, el centro neurálgico de la alfarería balear:
Durante la Baja Edad Media, los alfareros se agrupaban en los gremios de ollers, gerrer y teulers, situándose los principales núcleos en la isla de Mallorca, especialmente en la capital Palma además de en los pueblos de Inca, Pòrtol y Felanitx.
Hoy en día, municipios como Pòrtol y Marratxí continúan rindiendo culto al barro como en ningún otro sitio de Mallorca. Sus canteras han proporcionado durante años el barro con el que los maestros artesanos llevan elaborando generación tras generación las tradicionales ollas y cazuelas de la cocina mallorquina y delicadas piezas de cerámica.
Además, Marratxí cuenta con once alfarerías donde se fabrican todo tipo de piezas de barro y cerámica; y con la Ruta del Fang, pues gracias a su propio museo del barro y la escuela municipal de cerámica, así como su famosa Fira del Fang, es posible conocer el oficio y comprar los productos de estos artesanos.
Uno de los negocios más reconocidos de la isla es Terra Cuita, cuyos orígenes se remontan al año 1860. Después de varios siglos, actualmente se encuentra al frente Pep Serra, perteneciente a la quinta generación de este gran legado familiar; y quién quiso dar un giro a las ideas y energías del negocio dándole ese toque innovador.
El auténtico espíritu de la alfarería ibicenca:
El pequeño pueblo de Sant Rafel, situado en el corazón de la pequeña isla, es popular por su exquisita gastronomía y su famosa iglesia, pero, sobre todo, por ser Zona de Interés Artesanal. De los seis talleres de cerámica artesanal que albergaba el pueblo antiguamente, hoy en día sólo quedan dos, Cerámicas Icardi y Can Kinoto. Sin embargo, ambos son los centros adecuados para conocer la singular tradición de la cerámica.
Cerámicas Icardi, del uruguayo Carlos Icardi, se encuentra situada en una bonita finca de Sant Antoni, donde se elaboran artesanalmente las piezas experimentando con diversos materiales como arcillas y esmaltes, además de técnicas muy variadas.
Por otro lado, el taller de cerámica Can Kinoto, al mando de maestra artesana decoradora Carmen Corominas, es un espacio que permite realizar cada trabajo con una precisión admirable y de forma totalmente personalizada, por lo que cada objeto es único e irrepetible. En su tienda-taller destacan los coloridos motivos decorativos, con dibujos étnicos y de inspiración púnica, así como las pinturas y bisutería cerámica, siendo la lagartija, la diosa Tanit y las figuras de los tradicionales payeses ibicencos la marca de la casa.
Es Mercadal, el refugio de la artesanía en Menorca:
El municipio de Es Mercadal albergan infinidad de talleres artesanos entre los que destacan los negocios de producción de arados, obradores de pasteleros e incluso una harinera que conserva maquinaria del siglo pasado. Tras más de 100 años de historia, los antiguos cuarteles de Es Mercadal, proclamados como bien patrimonial, ahora destacan en el municipio por haberse convertido en el Centro Artesanal de Menorca, un espacio de encuentro entre el mundo de la artesanía y la sociedad.
Inaugurado en el año 2005, el centro tiene como objetivo ser un referente de la artesanía de la isla, promocionando este sector y ayudando a preservar y difundir los oficios tradicionales como parte de la memoria histórica de Menorca.
En él, los visitantes pueden contemplar todas las piezas expuestas, ver un documental sobre los siete oficios tradicionales de la isla, consultar libros en la biblioteca, ver el jardín artesanal con elementos típicos de la artesanía popular menorquina; además de elementos etnológicos del campo menorquín y plantas autóctonas de la isla.
Entre las exposiciones, tanto temporales como permanentes, se pueden encontrar diferentes piezas destacadas de la cerámica menorquina, caracterizadas por las tonalidades ocres como los cántaros, botijos, botillas, pipas de barro o pardelelas.