Por Carmen Lanchares
La naturaleza es el mejor laboratorio de química. Y Chanel lo sabe. Desde hace un par de décadas la firma francesa obtiene sus activos cosméticos más exclusivos de sus laboratorios a cielo abierto, una iniciativa que se rige bajo los principios de sostenibilidad, ética e innovación. Nicola Fuzzati, director de innovación y desarrollo de ingredientes cosméticos, nos introduce en una de las actividades más desconocidas de la maison.
La botánica siempre estuvo en el corazón de la cosmética. También en el de los perfumes. El reino vegetal es una mina de activos y el mundo de la belleza lo sabe desde tiempos inmemoriales. Extractos de plantas y aceites esenciales han constituido la materia prima sobre la que han trabajado desde los Kosmetos de la Antigua Grecia hasta los equipos multidisciplinares que formulan la cosmética más avanzada de hoy. Durante milenios ambos mundos, cosmética y naturaleza, han caminado de la mano, pero esa relación de pareja no siempre ha estado basada en el respeto y el equilibrio. La industria no ha sido demasiado considerada a la hora de extraer las materias primas -esquilmándolas a veces-, de procesarlas o de deshacerse de los residuos. Pero hasta aquí hemos llegado.
La belleza será sostenible o no será. Fabricantes y consumidores lo tienen claro. Las marcas de cosmética, sabedoras de hallarse en un punto de no retorno en el que su actividad no puede comprometer la salud del planeta, están renovando sus votos con la naturaleza, fortaleciendo ese vínculo de entendimiento mutuo inicial, con un pacto de no agresión ambiental y unos valores éticos que buscan recompensar los quebrantos pasados. Cada marca lo hace a su manera. Chanel, por ejemplo, inició motu proprio ese camino hacia una belleza más verde con la creación de unos laboratorios a cielo abierto ya antes de que la sostenibilidad fuese moneda de cambio en el mercado de la cosmética.
No debería sorprender que esta marca que ha hecho del tejido de tweed, el uso de las perlas, el bolso 2.55 o el perfume Nº5 hitos que desafían el tiempo, quiera dejar también su legado en la industria de la cosmética adaptándose e incluso anticipándose a los principios de sostenibilidad y buenas prácticas que requieren los nuevos tiempos. Bajo el lema ‘la belleza se cultiva’, la investigación de Chanel busca unir lo mejor de la ciencia con lo mejor de la naturaleza para conseguir activos de excepción.
Un empeño que ha dado lugar a cuatro laboratorios a cielo abierto situados en distintas partes del mundo, donde observar, investigar y aprender de la naturaleza en su propio hábitat para obtener ingredientes excepcionales con un compromiso medioambiental y territorial con la comunidad. “Los laboratorios al aire libre son los espacios privilegiados de Chanel Research para explorar la biodiversidad para la creación de sus ingredientes cosméticos. Son lugares de experimentación para la producción de plantas pero también para la innovación social y ambiental”, resume Nicola Fuzzati, director de innovación y desarrollo de ingredientes cosméticos de la firma. “Estos centros tienen varias estructuras, adaptadas al contexto cultural, pero todas se caracterizan por el fuerte compromiso territorial de Chanel para establecer cadenas de suministro sostenibles y ejemplares gracias a asociaciones a largo plazo con actores en el campo y/o directamente con productores de materias primas vegetales”.
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