Este mes de junio se cumplen 60 años exactos desde el estreno de Cleopatra en cines. La película de Joseph L. Mankiewicz -quien también retrató a Julio César en la película protagonizada por Marlon Brando- hizo historia. Quedó en el imaginario colectivo con sus colosales escenarios reales y con la propia Cleopatra de Elisabeth Taylor. Provocó la muerte del Hollywood clásico y casi causa la ruina de 20th Century Fox. Es díficil saber qué pesa más a la hora de hablar de la cinta que, además, tiene dos versiones. El original estrenado en cines duraba tres horas, aunque posteriormente se hizo un nuevo montaje con una hora adicional.
Se mire como se mire, Cleopatra es un título importante e icónico. Por ello, Miguel A. Fidalgo ha escrito Cleopatra El 60 aniversario, que ya está disponible en tiendas.
Cleopatra parece inabarcable. ¿Tenías claro qué querías tratar cuando empezaste?
Sí, desde el principio. Mi intención con libros como este o el que hice sobre Ciudadano Kane, es ser lo más exhausto y fidedigno posible, pero también lo más ameno. Soy informático de carrera, pero me considero historiador cinematográfico. Considero que es importante que ser fidedigno y alejarse de las leyendas urbanas que abundan en el cine. Ha sido un trabajo largo, de aproximadamente tres años. Año y pico de investigación y año y pico para escribirlo.
Tiene información sobre la película, pero también sobre el personaje histórico. ¿Por qué crees que ha sido importante incluirlo en el libro?
Es importante centrarse en la historia tal y como fue. La propia historia del cine tiene poco más de cien años y ya tiene ficciones y fantasías. Imagina una historia de hace dos mil años. Alterada, cambiada… Igual que cuando hablo de Taylor o de Mankiewicz. Es importante ubicarlo. En qué momento vital la hacen, por qué la hacen, de dónde vienen, qué les afecta… Para mí es importante. Con historias reales ni te cuento.
¿Qué opinas del ‘casting’? Porque está lo cinematográfico y está la raza del personaje.
La famosa historia por el supuesto docudrama de Netflix… Los actores principales son gente de prestigio enorme. Todos de origen británico (Taylor nació en Reino Unido). Había una uniformidad de gente que creció en un ambiente europeo. Sus estilos interpretativos eran muy distintos. Elisabeth Taylor no trabajó nunca en teatro, a diferencia de Rex Harrison y Roddy McDowall, que venían del teatro shakesperiano. Y, sin embargo, la interpretación de ella era muy intuitiva. Da un balance estupendo. Cada uno personifica lo suyo a su manera.
Augusto, si lees la historia, era astuto, atractivo en cuanto a su forma de ser, extremadamente inteligente y sabía manejar los tiempos. Por eso se convirtió en primer emperador. McDowall es lo más parecido a ese personaje que debió ser.
Marco Antonio era rudo, tosco, mujeriego y borracho. Era un militar soberbio, pero una persona de carácter muy difícil. No pienso en nadie mejor que Richard Burton para eso. Era igual: ‘showman’, le daba a la botella y le gustaba llamar la atención… Todo contrastaba con César, que venía de las clases altas romanas. Y Rex Harrison habla con inglés fino y tranquilo, al contrario que Antonio que es rudo y grita.
¿Y Elisabeth Taylor?
Taylor era la mejor actriz que podrían coger. Para cuando hacen la película, Cleopatra no era recordada de forma fidedigna. Por lo que he podido leer, Cleopatra era una mujer muy inteligente en un mundo de hombres. Era muy culta, lo cual es muy raro en una época en la que las mujeres estaban en un segundo plano y eran serviles. Tampoco tenía problema en dar un paso adelante y discutir.
Provenía de un linaje de griegos que comenzó con Ptolomeo I, uno de los generales de Alejandro Magno. De ahí se crean los ptolemaicos, griegos macedonios endogámicos, que se casaban entre hermanos y no adoptaban la cultura. Vivían apartados y no se molestaban en aprender el idioma. Por todo eso, no entiendo las discusiones sobre su origen. Era griega macedonia, aunque quizá no era tan guapa ni tan pálida. Yo la veo quizá más como Irene Papas o María Callas. Raciales, morenas por haber vivido bajo el sol. Pero no era negra.
Además, en Egipto hubo faraones nubios, que eran negros por venir de la actual Etiopía. Y ellos mismos los dibujaban negros. Y el color del egipcio habitual lo dibujaban con un tono arenisco.
Entonces, ¿no entiendes la polémica?
Es que en su momento no la hubo. La hay ahora, porque el mundo cambia. Al principio del libro digo la conocida frase de que la historia la escriben los vencedores. Nos llegó la historia que Augusto permitió. No hay ningún historiador que viviese con Cleopatra y lo contase. O eran todos romanos. La historia ya está tamizada: que si era bruja, que si engañaba a su marido… Luego se reinterpreta a una mujer seductora, aunque Plutarco insistía en que no era realmente bella. Sí que tenía algo que enloquecía a los hombres.
¿Cómo fue la primera vez que viste la película?
Vi la versión de tres horas cuando era pequeño, en un reestreno a primeros de los 70. La de cuatro la vi tras su restauración en Cannes. Era otra película, más avanzada y profunda.
¿La recomendarías?
Sí. Para mí es una malograda obra maestra. No es lo que pudo haber sido, porque metieron mucha tijera, pero es la última película del Hollywood clásico. El Hollywood de después no tiene nada que ver. No es de estudios ni de productores.
También los escenarios, ¿verdad? Todo práctico, vistoso, gigantesco…
Nada que ver con lo de ahora. Ahora son píxeles en un ordenador. La entrada de Cleopatra en Roma es asombrosa, porque es real mires donde mires. Esa mujer está subida ahí arriba, la esfinge la hicieron, hay miles de personas… Esta película sería imposible de hacer hoy. En su momento casi arruinó a la Fox. ¡Imagínatelo!
Si pudieses elegir la siguiente película que vas a tratar, ¿cuál sería?
Estoy ya trabajando con otra, pero no puedo decir cuál. Ignorando eso, a mí no sólo me gusta el cine clásico de Hollywood. También el europeo, el japonés, el mudo me encanta… Cualquiera que esté bien hecho. La película que más veces he visto en mi vida es Tiburón. Me encantaría escribir sobre ella. La vi en sesión de estreno en Madrid con quince años y al día siguiente. En cines creo que diez o doce veces. En otros formatos a saber.
Cleopatra es un peplum clásico, que es un género muy propio. ¿Tienes alguna recomendación para los aficionados a él?
Más allá de las habituales, están todas las posteriores a Cleopatra, porque fue la última grande. A partir de ahí, se hacen en Italia aprovechando decorados que dejaron los americanos. Son cutrillas y se quedan cortas. Estaban pensadas para el cine de barrio de la época. Normal, por otro lado.
A mí me gustan mucho las producciones de Cecil B DeMille. Los diez mandamientos, Sansón y Dalila… todo películas ‘camp’, con un estilo pictórico y exagerado. No es naturalista, tiene poses… Es un estilo que, bien hecho, me gusta mucho. Si no, se convierte en ridículo, pero el cine épico de DeMille no tiene parangón.
La editorial Notorious nació en 2005 gracias a Guillermo Balmori y Enrique Alegrete. Buscaban editar libros de cine que estuviesen bien escritos y con un aspecto cuidado. Para ellos escriben autores destacados como Lucía Tello Díaz, Oti Rodríguez Marchante, Victor Arribas o el director ganador del Oscar José Luis Garci. Celebran aniversarios de películas diseccionando los títulos en cuestión con un libro, pero también analizan géneros, épocas del cine (como en Hollywood antes de la censura) y, en la sección El universo de, personajes legendarios del celuloide.