A través del collar Allure Céleste, la Maison rinde tributo a «Bijoux de Diamants»
Colección emblemática
Noventa años atrás se creó la primera y única colección en platino y diamantes de Alta Joyería, por Gabrielle Chanel, con ayuda del artista Paul Iribe, encargado de diseñar las joyas, Robert Presson fotografió la colección y el poeta Jean Cocteau, que escribió el manifiesto de la colección.
Al revisar el pasado para proyectarse mejor en el futuro, el Estudio de Creación de Joyas CHANEL inventa joyas vivas, en ósmosis con los ritmos aleatorios de los movimientos del cuerpo.
Fieles a la naturaleza imaginativa de Gabrielle, las creaciones más elaboradas eran transformables: joyas concebidas para una mujer independiente, cuya libertad no podía verse coartada por nada.
Mademoiselle Chanel quería cubrir a las mujeres con constelaciones…
Zafiros azules como la noche, diamantes amarillos como el fuego del sol, ópalos densos como una galaxia, rubíes de un rojo vibrante, espinelas resplandecientes como el amanecer, tanzanitas con el color de los cielos: si la colección original era casi enteramente inalterable, un epítome de la luz pura, la colección de 1932 otorga un lugar de honor a las piedras preciosas de color.
En el Allure Céleste, una luna creciente envuelve un zafiro de color azul intenso de 55,55 quilates, mientras que un cometa se centra en un diamante en forma de pera de 8,02 quilates del que surge una cola de diamantes de diferentes tallas.
Los halos de la pieza transformable se desprenden para convertirse en collar corto, tres broches y la hilera central de diamantes se vuelve una pulsera.
<< Creo en los astros >> – Gabrielle Chanel
Original Comète Brooch
Coco Chanel ayudó a establecer la joyería como una forma de arte por derecho propio, a la vez que pensaba que era demasiado ostentoso y vergonzoso pasearse públicamente con piezas de millones de dólares al cuello, por la simple razón de que se es rico. Coco se caracterizaba, entre muchas otras cosas, por su actitud contradictoria, dijo que prefería la bisutería a la joyería fina, en alguna ocasión. Al querer convertirla en arte, se dejaba llevar por él y encargaba opulentas piezas como brazaletes a su amigo el duque Fulco di Verdura o sus icónicos collares de perlas interminables.