Chanel y la literatura, un refugio para la diseñadora contado en el capitulo 30

Chanel una historia a través de las páginas de los libros, que continúa siendo un referente y nos enseña a viajar e ir más allá de los límites

Para Chanel la literatura era más que un entretenimiento, era una forma de ver, de expresar y de soñar, fue esta literatura la cual ocupó un lugar muy especial en su ámbito social y junto a su amigo, Paul Morand creció y vivió rodeada de libro que le transportaban a cualquier otro lugar.

La necesidad interior de leer que fue cultivando desde que era pequeña, le permitió escapar del dolor de algunos momentos de su vida, los libros eran el lugar donde sumergirse en multitud de páginas, la mejor solución para escapar de una realidad marcada por el fallecimiento de su madre y el abandono de su padre. Chanel fue aprendiendo junto a los libros que se convirtieron en una ventana a un mundo donde nada importaba.

Las letras y las historias que escondían las portadas de estos le servían para imaginar la vida que quería y de la que estuvo privada, vivió una adolescencia marcada por las normas y la falta de libertad. Los libros le educaron y de forma autodidacta formó su propio carácter y temperamento, aprendiendo, charlando y haciéndose a ella misma bajo las historias que leía.  Poco a poco formó su propio pensamiento y alimentándose de la lectura comenzó a estructurar los pilares de una personalidad que continúa marcando el camino no solo en el mundo de la moda, sino, también, en otros ámbitos.

Grandes textos filosóficos y sagrados que descubrió junto al amor de su vida, Boy Capel fueron la manera de ampliar sus horizontes. La fama de Gabrielle Chanel crecía y los libros eran su herramienta para acercarse al mundo.

Chanel
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Años más tarde se convirtió en una defensora del “viajar sin viajar” que ofrecían los libros descubriendo mundos y culturas que más tarde plasmaría en sus colecciones.

En 1920 junto a varios artistas, hablaba de un nuevo mundo. Presentaban una idea global donde la velocidad y el movimiento fue un desafío para todos.

Gabrielle apoyó este nuevo movimiento de lucha y crearon comunidades para reinventar el lenguaje y la moda, unas comunidades donde más tarde se forjarían amistades.

En su pirámide literaria, la poesía estaba en la cúspide, para ella era algo más que una forma de literatura era el ejercicio de estilo más logrado donde la experiencia suprema de la belleza era relevante. Apoyó a poetas como Pierre Reverdy cuyos manuscritos ocuparían un lugar privilegiado en las estanterías de su biblioteca.

Los libros de poesía, las novelas, las obras de teatro, los ensayos y los libros de arte cubrían las paredes de la sala de estar y la oficia de la rue Cambon, una barreara protectora daba privacidad y refugio a este lugar alejado del caos y el mundo exterior. Un lugar para soñar, descansar y viajar. Un espacio donde los libros entraban y salían sin orden, pues la generosidad de Chanel era tal, que no tenían ningún problema en prestar aquellos tesoros a quienes lo pidiesen o regalarlos, para ella eran obras de arte dignas de explorar y descubrir.

Gabrielle Chanel guardará un misterio para siempre, para ella la objetividad de los hechos quedaba en un segundo plano, lo importante era la forma en que se contaba. Nunca contó todo sobre su vida, no lo mostró en su totalidad, pero fue capaz de crear un símbolo hacia su propia persona que sigue existiendo. Nos indicó los pasos hacia el futuro, transmitió valores que nunca se habían conocido y puso sentido y ganas a muchas cosas que hoy son imprescindibles.

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