Entrevista a Caroline de Maigret

Caroline de Maigret es tan valiosa por dentro como por fuera

Antes de que una booker la interpelara durante uno de sus paseos por París, esta francesa de facciones rotundas y cuerpo desgarbado disfrutaba de su vocación por la filosofía y la literatura existencialista en La Sorbona. El cambio y corto a las pasarelas de Nueva York a mediados de los 90 fue repentino, pero necesario: sus ansias de independencia pesaban demasiado.

Entrevista: Carmen Cocina
Fotografía: Luc Braquet

Puente entre dos generaciones (la de las supermodelos y la del heroin chic enarbolado por Kate Moss), Maigret fue lo suficientemente lista como para sacar partido de todo lo que la moda podía darle (por ejemplo, posar para fotógrafos de la talla de Steven Meisel, Mert & Marcus o Inez & Vinoodh y ser rostro de firmas como PradaLouis Vuitton o Lancôme) sin dejarse consumir por las despóticas exigencias de la industria. Tras diez años de fulgurante carrera, decidió que aquel campo no era suficiente para correr y fundó Bonus Track Records, sello dedicado a la prospección de músicos independientes.

Hoy, con este sello y la realización de vídeos para clientes como Chanel, Vogue USA, The New York Times o la londinense Tate Modern en su haber, su pasión por la literatura y la música permanece intacta, pero también hay espacio para la filantropía y la maternidad.

Tras ser una chica de 20, una mujer de 30 y un manojo de nervios a los 40, la radiante Caroline que responde a esta entrevista desde el confort de un salón atestado de libros en su apartamento de París dice sentirse mejor que nunca. Y si algo tiene claro es que el amor llama al amor.louis v

Caroline de Maigret
Caroline de Maigret

Estudió Literatura en La Sorbona. ¿Qué la llevó a decidirse por esa carrera?

Quería estudiar Historia del Arte, pero mis padres no me dejaron. Por entonces aún vivía con ellos, así que no tenía más remedio que obedecer; para ellos era una carrera con pocas salidas profesionales. Así que decidí optar por Literatura moderna, que al menos me permitiría leer bastante. Pero solo cursé el primer año, porque una agente se fijó en mí cuando caminaba por París y me ofreció trabajar como modelo. Las clases eran interesantísimas, pero sentía la necesidad de ser económicamente independiente. Lo más importante era mi libertad, poder tomar mis propias decisiones. Así que empecé a encadenar castings y poco después tuve la oportunidad de trasladarme a Nueva York.

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